LOS OBSERVADORES
Están ahí impávidos, nos miran con ojos de agua.
Se sientan a la sombra del mediodía a beber sangre de niños muertos, mientras juegan a los dados echando suerte, en esta intolerable incertidumbre de sabernos humanos.
Están ahí avizorando al mínimo descuido… están entre nosotros, inconmovibles como la muerte y el olvido. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que esperan, pero tampoco sabemos a quién esperan. Ellos nos observan, están en todas partes, en todos los rincones. Lo sabemos porque sentimos su presencia perforando el silencio. A nosotros nos gustaría al menos que nos hablaran al menos, pero no, no esbozan ni un ápice de palabra. Solo están ahí, imperturbables, observándonos detrás de la noche. Nos miran desde el reflejo de un cuchillo afilado.
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