- Abuela, cuéntame algo.
- ¿Que quieres que te cuente mi nieta querida?
- No lo sé, siempre que hablamos, me cuentas algo y aprendo mucho más. Así que, cuéntame algo, porfa.
- JAJA, tú sí que me quieres mucho. Ya sabes que no es tanto yo al hablar, como tú que te alineas contigo y la fuente de amor incondicional.
- Como sea abuela, tú cuéntame algo. Necesito algo, que no se que es y estoy segura de que después de hablar contigo estaré más serena, y habré aprendido mucho para seguir dando pasos con claridad.
- Claro mi hija, lo que sea por ayudarte. Si quieres te cuento cuando deje de juzgar a la gente. Ese fue un gran día. Fue realmente el comienzo de una etapa preciosa, donde todo era mucho más fácil.
- Tu tía abuela Melody me propuso ir de paseo, ya sabes, estos paseos nuestros de mucho sudar y mucho disfrutar. Y, por una parte me di cuenta de cuánto más podía cuidarme, ya no solo por mi, por ella y por los mios. También me di cuenta cómo, en ocasiones, las formas me importaban más que lo que estaba pasando en realidad. Me di cuenta de que no veía más allá.
Ahí paré a respirar, a conectar con el UNO, con la fuente de amor incondicional. Todavía hoy en día sigo aprendiendo a perdonar más y a ser más auténtica, y todavía hoy en día me maravilla cuánto amor está disponible y, realmente, lo poco que necesitamos para ser felices. La clave está en conectar en el amor incondicional.
Ahora, ya más presente y conectada en el amor incondicional. Y con una sonrisa pícara en la boca, seguí...
- Al dejar de mirar las formas, al dejar de analizar las formas, me pude centrar en lo importante, en el sentir, en el ver el amor incondicional en todas partes y responder desde el amor incondicional y la autenticidad.
- Claro que hubo mucha gente que me ayudó en el camino, claro que también el momento en el que vivíamos de cambio fue muy importante. Tú no lo has vivido, la energía antes era muy diferente, el cambio de la energía masculina a la femenina, los inicios fueron intensos. De mucho remover, y fue para bien.
Vuelvo a parar, esta vez para estar en agradecimiento al momento en el que he vivido, por haber sido observadora y partícipe activa de esa etapa.
Estando algo más agradecida, vuelvo al momento y a ver a mi nieta. Aprendo tanto con ella. El universo es generoso.
- Pero abuela, con todo lo que tu sabes, ¿como lo haces para no caer nunca en la crítica y en el juicio?
- JAJA. Me río.
- Preciosa, no se trata de no caer, claro que caigo, se trata de recuperarme cada vez que me veo que estoy en mi drama, que estoy fuera de la alineación que me veo que no estoy amando incondicionalmente, que me veo que no soy autentica.
- ¿Sabes qué dijo Oscar Wilde? Sé tú mismo, el resto ya está pillado. A lo que yo añado, confía, que el amor es incondicional.
Y, ahí, me paro a respirar, he dejado que el amor incondicional me guiara y hablara por mi boca. Ahora, vuelvo a mirar, donde estoy y lo que me rodea, y me gusta lo que veo. Sonrío serena, lo mejor está todavía por llegar me digo. Miro a mi nieta, y veo que la chispa ha vuelto a sus ojos, el universo ha vuelto a hacer de las suyas y estamos alineadas otra vez.
Sonrío serena, en verdad el amor es incondicional y dejo que fluya por mi y yo fluyo en el UNO.
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