El tren está apunto de partir, de irse y no volver, y ahí estoy yo, en el andén para despedirle y decirle adiós, adiós para siempre, esperando que no vuelva más y deseando que con él te lleve a ti, a tus engaños y tus mentiras, a tus manipulaciones y ese ego que destilas como whisky rancio y barato.
Espero que te lleve bien lejos, tan lejos como hoy estás de mi, tan lejos donde tu sombra no me alcance ni el viento me traiga tus malos aires, deseo que este último tren se lleve todo lo malo con él, porque detrás llega otro tren, con un cielo despejado, abierto y soleado, un tren que trae consigo nubes con las que no sentirme engañado y defraudado.
Ahora que este tren está por marchar, quiero verte ir como pluma que se lleva el viento, pero antes de salir has de saber que nada malo te deseo a ti, porque todo el mal que puedas enredar a los demás, a ti tarde o temprano, de una u otra manera volverá, porque en esta vida cosechamos lo que sembramos y con esa semilla nos quedamos, porque esa semilla aunque en otra tierra querramos plantar, realmente es nuestra y de nadie más, y al final se quiera o no la tenemos que pagar.
Ahora que este tren está a punto de arrancar, me deseo ese buen año me merezco ya aunque tu boca no me lo vaya a contar, ahora antes de marchar, solo quiero que sepas que te digo adiós sin dejar huella alguna en mi corazón, porque pensar tu nombre ya no envenena mis sueños, sueños que son para vientos y aires nuevos.
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