Una mejor amiga (2/2)

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Después de varios encuentros llegó un día en que me tocó su periodo, estábamos en la bodega besándonos y cuando le iba a bajar el pantalón me dijo – no puedo – Le puse la mano y sentí su toalla a lo cual respondí con astucia - bueno, siempre hay opciones – Ya le había dado señales de que me encantaba el sexo anal y lo dedujo de inmediato – Mmm no sé – pero fue un “no sé” con notas de “pues a ver”, yo seguí desabrochando el pantalón y la empecé a dedear por detrás, la verdad no me costó nada de trabajo meterle un poco el dedo y tampoco se quejaba, ese culo hermoso iba a ser mío, la puse contra la pared, me la saqué y así estando de pie se lo fui hundiendo poco a poco, no pareció gustarle mucho pero me dio la oportunidad de continuar, al cabo de unos minutos ya había entrado, eso sí, todo fue con calma para no lastimarla, descargué mi lechita en su culito y fue todo muy rico, al menos para mí.

Nos fuimos conociendo mejor en el ámbito sexual y finalmente el clímax de esta relación llegó, habíamos acordado que en "nuestro aniversario" no íbamos a tener ninguna restricción en experimentar y que ambos nos aguantaríamos a lo que el otro quisiera, por supuesto que yo tenía todas mis perversiones listas, pero debo confesar que, en mi poca o mucha experiencia con mujeres, ninguna me había tocado alguien tan “creativa”.

Llegamos al hotel y yo le había comprado un vibrador, le pedí que llevara su mejor outfit y uff, ¡se veía lindísima! Primero un poco de juego previo, caricias, manoseo y aún con la ropa puesta, le levanté su faldita e hice a un lado la tanguita para chuparle la panocha y el culo, después de un rato me dice ahora me toca a mi, párate que te la voy a mamar; se hincó y comenzó con buen ritmo a comérsela... no tardó en decirme - ¡hazme así! - Y me explica que quería que se la metiera toda hasta que le llegara a la garganta y que le sostuviera la cabeza ya que la tuviera toda adentro… "Como si me estuvieras cogiendo por la boca" me dice.

Para ese entonces sabía lo que era el gagging, pero nunca lo había experimentado y menos porque lo consideraba un poco "rudo", mi respuesta inmediata fue, ¿oye pero si te lastimo?, no lo dije porque tuviera un fierro de 25 cm, de hecho estoy muy en el promedio tanto en grosor como en tamaño, pero puedo decir que es lo suficientemente grande como para que ninguna de mis ex se lo haya podido meter todo… lo que me dijo a continuación me dejó sin palabras – No, no te preocupes, ¿Qué puede pasar? ¡A lo más que podemos llegar es a que te vomite el pito! – Siendo honestos me quedé frío, ahí estaba yo parado con una vieja a mis pies rogándome que abusara de su boca y yo con mis “sentimentalismos”.

Di entonces paso a mis bajos instintos, me agaché, la besé y la tomé de la cara con una mano - ¿quieres comerte mi pito?, le escupí en la cara, y se lo comencé a meter despacio primero para ver como reaccionaba, no hay forma en que pueda describir el momento... fue desapareciéndolo por completo mientras no apartaba su vista de la mía, ambos sabíamos que así debía ser, sin que ninguno se perdiera la expresión del otro. No pasó mucho cuando llegaron las arcadas, seguido del mete y saca rápido y profundo, de vez en cuando se hacía a un lado para jalar aire mientras le escurrían las lágrimas y la saliva por su ropa... un espectáculo sin igual, eso sí, jamás vomitó.

Ahora vamos a lo que yo quería (sí, pareciera que la mamada era más algo que yo propuse, pero no, esa fue su idea) Le dije ven vamos al baño a ensuciarnos un poco más - ¿Cómo? ¿De qué hablas? Me pregunta. - Tu ven e híncate ahí en la regadera - le dije. Le acerqué mi pito a su boca y le dije que la acariciara y que la besara – Ahora cierra los ojos - no hizo ninguna pregunta, solo los cerró. Algo que ya había hecho con un par de ex y que me encanta es un poco de pissing, había tomado bastante agua antes de llegar al hotel y ya no aguantaba, comencé a mearla del cuello para abajo sobre su ropa… al sentir como la orinaba abrió los ojos y me dice ¡eres un cochino! Pero no se movió ni se sorprendió mientras la terminaba de empapar. ¡Mírate, eres toda una perra miada Ale!, sonrió mientras le daba la mano para que se levantara y le ayudaba a quitarse la ropa. El jacuzzi estaba listo - Permíteme bañarte - Ok Ale - Ese baño fue algo muy erótico y romántico. 

Terminamos del agua y fuimos directo a la cama - Muy bien, ahora sigo yo, acuéstate boca arriba - me acomodé y me la empezó a mamar otra vez. Hasta ahí todo bien pero no sabía lo que me esperaba… de hecho me atreví a sacar conclusiones, de seguro me va a poner su delicioso culo en la cara, va a querer que le haga esto, o aquello… Mi pensamiento se vio interrumpido con su demanda – ¡Levanta las piernas! – me dice – ¿Cómo? - me sorprendió – Sí, así como cuando tu me acuestas y me pones a que abra las patas para que me la metas… - no miento al decir que abrí mucho los ojos y me puse nervioso - ¿Así? - y comencé a separar las piernas…

Su petición fue tan inesperada que ni siquiera me dio tiempo de reaccionar, en toda mi vida sexual no había sentido vergüenza a la hora del amor pero en ese momento vaya que lo estaba, apenas comencé a levantarlas cuando acercó su cara a mi culo y comenzó a lamerlo… perdí la noción de todo, no sabía que estaba pasando, ni siquiera había terminado de concebir la idea de que me había pedido que abriera las piernas... mucho menos que me estuviera pasando la lengua por el ano… (ahora entendía por qué me bañó tan bien).

Entre la pena y lo súbito del evento, no sé cuánto tiempo pasó, pero tenía mil ideas que atravesaban mi mente, ¿debía quitarme? ¿debía decirle que no? El hecho es que mis prejuicios me atormentaban, pero ella seguía y yo no tenía la voluntad ni la fuerza para hacer o decir nada.

El tiempo transcurría y seguramente mi nerviosismo fue muy obvio porque me dijo, "tranquilo nene, aprende a disfrutarlo”, mi vista estaba clavada en el techo pero su voz logró sacarme de mi nebulosa y respondí lo primero que se me vino a la cabeza - ¿No te da asco? – No. Si me diera asco no estaría aquí, además sabes muy rico - esa era mi respuesta cuando yo soy el que está comiéndose el culo de una chica y me pregunta lo mismo... el que usen tus propios argumentos en tu contra es algo que te pone en jaque, te muestra que no eres infalible y ese gran ego machista se va a la mierda.

Seguía sin poder moverme y mucho menos buscarle la mirada, lo mejor que pude hacer fue meditar sobre lo sucedía… “para que no estés de hocicón la próxima vez cuando haces una promesa”, pensé. Ale se detuvo, sentía mi culo lleno de su saliva y se acercó a besarme… yo comenzaba a bajar las piernas que ya sentía un poco acalambradas y sin dejar de besarme hizo un sonido de negación, rápidamente su mano buscó mi culo y me empezó a dedear. No tuve de otra más que aguantar.

- ¿Te gusta? - me pregunta – Creo que no lo estoy disfrutando – contesté - No te preocupes, así es al principio, solo relájate-. Nuevamente una cucharada de mi propia medicina, la audacia con la que me había puesto en esa situación era lo que me tenía cautivado y a la vez derrotado. De nueva cuenta pensaba, “no tienes salida”… Entendí en ese momento que no había alternativa, ella lo estaba disfrutando mucho y se estaba esforzando porque yo también la pasara bien.

No tardó en ponerse encima de mi para hacer un 69, se metió mi pito a la boca sin sacar su dedo y con la otra mano se abría la panocha para invitarme a que hiciera lo mismo. Al cabo de un rato me dice “te toca”, yo seguía aturdido, perdido, le dije, “ya hasta se me olvidó que quiero”. Teníamos muy cerca la bolsa donde traía el vibrador que le había comprado y lo sacó, -¿Es para mí? - asentí con la cabeza – Está muy lindo nene gracias ¿Entonces no vas a querer otra cosa? – No, creo que no – respondí. – Ok, entonces yo quiero algo más, te vas a venir como yo te diga ¿sale? – asentí de nuevo.

Estás muy callado, ¿te sientes mal o es por lo que te estaba haciendo? – Pues más bien estoy como en shock – A ver nene - me dice mientras yo sigo acostado y ella se pone encima de mi – Me encantas pendejo y te quiero mucho, no hago todo esto para que te sientas mal y tampoco te vas a hacer menos hombre, así como tu me dices “déjate de prejuicios” te digo lo mismo, yo he sido muy abierta contigo y también me has enseñado cosas y me ha fascinado experimentarlas contigo. Así que déjate de mamadas y disfruta que a eso venimos.

Sus palabras fueron como el gancho al hígado como golpe final, ese día fue uno de los más importantes en cuanto a aprendizaje de sexo, soy de los que prefiere una mujer inteligente a solo un cuerpazo y acababa de constatar por qué (¡pero sí tenía un cuerpazo!).

Tienes razón – respondí – es solo que no había conocido a nadie que me hiciera ver mi suerte como lo has hecho tu, gracias Ale.

Ven nene, quiero que te vengas muy rico; como siempre me terminas afuera de la panocha o adentro del culo (ya sé que es tu favorito), nunca me los has dado en la boca. Sé que también no eres tan fan de las mamadas, pero estoy segura que la que te di hace rato te encantó – Sí, la verdad fue increíble – contesté - Bueno pues me voy a tragar tu verga, pero así – Se acostó en la cama y me pidió que yo me pusiera arriba, como un 69, así se la podría meter fácil y yo si quisiera podía chuparle la panocha.

Me puse en la posición y empezó a comerse mi pito, se me paró bastante rápido y ella con sus manos buscó de nueva cuenta mi culo, con lo que acabábamos de platicar ya no sentía esa sensación de que estaba mal, pero aún me tenía reservado una última sorpresa… no me di cuenta que tenía el vibradorcito escondido, lo sacó, lo prendió y me lo puso en los huevos… debo admitir que sentí muy rico eso, tomaba un poco de su propia saliva para ponerla en mi culo y fue acercando el vibrador para meterlo poco a poco, no muy profundo, pero sí que lo sentía... Creo que no duré ni un minuto cuando le dije que ya me iba a venir, no pude más y me vine delicioso no en su boca… ¡prácticamente en su garganta! Ale con sus manos me tomó de la cintura para que no se la sacara mientras contenía la respiración, hasta que ya no pudo más y se quitó... Me dejé caer a un lado de la cama rendido, quería voltear a verla, pero estaba exhausto.

Lo último que me dijo fue “Ni siquiera los probé… se fueron directo”. Ale fue algo único.


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