Nos damos experiencia
y deseo, amor, mucho.
Escogemos los tiempos
para que nada falte.
Nos hacemos felices.
Descubrimos
las mejores versiones
de nosotros mismos, unidos.
Tenemos lo suficiente
para caminar.
No planteamos más necesidades
de las justas.
Nos consolamos mutuamente.
Reconocemos la dicha
de un encuentro que es pura miel.
Insistimos con lo básico,
que pasa por el respeto
desde la admiración más profunda.
Generamos espacios de ilusión.
Nos divisamos
entre conversaciones de gloria.
Florecemos
con unas ramas suaves
que se cargan de sensaciones
prodigiosas, amigables.
Estamos listos y en paz.
Hemos intuido una situación
de calado,
y ahora nos ponemos en marcha
para que todo esté en su sitio.
Cuadramos los cálculos:
ahora sabemos
que no son tan esenciales.
Nos dejamos llevar.
Juan Tomás Frutos.
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