Denunciar relato
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Al volver al castillo, encontró a la princesa y a los sirvientes bien preocupados.
“- Le diré a la princesa que solo se puede romper el hechizo de una manera. Tenemos que quedarnos, las dos, embarazadas.
La princesa no quiso creer, pero como no podía romper el hechizo, decidió hacerlo.
Para cumplir los “deberes” por romper el hechizo, los sirvientes se encargaron de encontrar 2 hombres en el dominio de la princesa. La nena y la princesa tendrían que vivir separadas, hasta quedarse embarazadas, las dos.
Cuando, por fin, consiguieron lo que quisieron, volvieron a verse.
Cuando la nena estaba a punto de dar la luz, el bebé que tenía a dentro de la panza, no quisiera salir, y esa le hizo una promesa: a los 18 años, le cumpliría un deseo.
Enseguida ha salido un niño muy guapo.
A la princesa le pasó igual.
Después de la promesa, ha salido una niña muy guapa.
Todos estaban asombrados: hicieron la más lujosa doble boda: la nena con la princesa y los 2 hombres entre ellos.
El tiempo pasaba y las 2 se encontraban muy bien juntas.
La nena ayudaba a la princesa en tomar las mejores decisiones por su reino.
El niño y la niña se criaron y llegaron a los 18 años.
Cuando celebraron la mayoría de edad la hija y el hijo, recordaron a sus madre que deben cumplir con la promesa.
Ellas (las madres), como que amaban mucho sus criaturas, estuvieron de acuerdo.
Los dos (la hija y el hijo), sin haberlo hablado antes, manifestaron sus deseo de querer casarse.
Aunque se habían criado juntos, no eran hermanos, así que podrían casarse.
La boda ha sido muy bonita, a la cual asistieron no solo los de aquel reino sino, también del reino de al lado.
Catapum cataplado, el cuento se ha acabado.
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