Jorge cambia el pasado
Por Elzorro10
Enviado el 28/08/2022, clasificado en Ciencia ficción
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Jorge contempló la foto de 1989 que acababa de sacar del cajón y sonrió con tristeza. Había sido un día perfecto de principio a fin, un día que él y solo él no había sabido aprovechar.
Estaban sentados en la mesa, disfrutando del postre. Cintia estaba muy guapa aquella tarde. Su pelo rizado, sus labios rojos, sus ojos negros, su cálida sonrisa que parecía eterna.
¿Por qué no le había dicho nada? ¿Por qué no le había confesado sus sentimientos? ¿Por qué había dudado y creido que habría mil oportunidades más?
El laboratorio estaba vacío y oscuro. Las luces de los monitores refulgían y había cables por todas partes. Habían pasado 25 años desde aquel día, desde aquella ocasión perdida. Pero ahora todo era diferente, la ciencia y el estudio de años habían dado sus frutos. Ahora era el momento de hacer algo y cambiarlo todo para siempre.
No podía contar con nadie porque faltaba la aprobación, solo que para eso tendrían que pasar años y el no estaba dispuesto a esperar más. Su instinto, la certeza y seguridad que había adquirido desde entonces y sobre todo, el deseo casi obsesivo, hacían que el riesgo, la temeridad a la que se enfrentaba, pasasen a un segundo plano.
Era ahora o nunca.
Se miró al espejo, el atuendo no tenía nada de anacrónico. Comprobó que llevaba pesetas en el bolsillo. Sonrió con confianza. Tenía un plan, no había dejado nada al azar.
Pulsó el botón.
Durante unos segundos su cuerpo flotó en la nada.
Luego, de repente, la ciudad se materializó a su alrededor.
Reconoció el sitio, solo que todo era diferente. En las películas un periódico confirmaba el día, mes y año al viajero. Vió un kiosko abierto y se compró un diario de deportes. La fecha era correcta.
Minutos después llegó al restaurante. Allí estaba él, mucho más joven, junto a la chica de sus sueños. Se sentó en una mesa vacía dándoles la espalda, pidió una fanta de limón al camarero, escribió unas líneas en un papel y esperó.
Unos minutos más tarde, Cintia se levantó camino del baño, dejando una estela de perfume al pasar a su lado. Jorge sintió una punzada de celos y por un instante maldijo a su antiguo yo. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido?
Sin embargo no era momento para reproches estériles, llamó al camarero, le dio instrucciones para entregar la nota a su otro yo y dejó mil pesetas en el platito metálico de la cuenta.
Cuando el joven Jorge tras leer la nota levantó los ojos ya no había nadie.
De vuelta al laboratorio Jorge observó que la foto había cambiado. Cintia vestida de novia posaba a su lado.
De pronto, una oleada de recuerdos, procedentes de la nueva línea temporal que acababa de abrir invadió su mente. Caricias, besos... oscuridad.
Algo no andaba bien y solo tenía unos minutos hasta que la "ola" del cambio le alcanzase y lo transformase todo.
Cogió el móvil y buscó a Cintia en Google. Para su horror comprobó que había perdido la vida al haberse precipitado desde un quinto piso en 1991. Todo apuntaba, leyó, a un suicidió causado por el fallecimiento en accidente de tráfico de su esposo.
Jorge pensó con rapidez, reprogramó el viaje y se dispuso a apretar el botón.
En ese momento la ola le alcanzó y su cuerpo comenzó a desaparecer. Incapaz de interactuar con el mundo que le rodeaba tuvo un último recuerdo para su mujer. Su acto le había robado la vida, privándola de ser feliz durante años con otro.
Pero él, a punto de perder la conciencia no podía hacer ya nada.
Miró la instantanea de su boda durante un segundo más mientras una lágrima a medio camino entre la felicidad y el sentimiento de culpa cayó por su mejilla.
Luego sonó un pitido.
Fin
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