CUERNOS EN LA SOBREMESA ( capitulo 2 )
Por Eusebio Efe
Enviado el 24/07/2013, clasificado en Intriga / suspense
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Dicho y hecho. Llego el cumpleaños de Telmo y prepararon el ágape. Laura estaba hablando por teléfono y Telmo ultimaba los últimos detalles. Era ya la hora, los invitados estaban al caer.
-¿Con quién hablabas? Le pregunto Telmo a Laura.
-Con Francis, que ha llamado diciendo que ha estado cazando y se le ha hecho tarde. Que se retrasaran un poco, va a coger a Carmen y enseguida vienen. Por cierto, hoy te noto un poco raro, Telmo, estas como intranquilo, ni siquiera has hecho mucho caso al regalo que te he hecho.
-Sera por la comida, por los invitados, ya sabes que a mi estas cosas me alteran un poco. El reloj me ha encantado, últimamente me haces muchos regalos, sentencio Telmo un tanto irónico. Mira llaman a la puerta, serán ellos, voy a abrir.
Efectivamente, eran Oscar y Kike. Se saludaron efusivamente, un apretón de manos y unas palmadas con Telmo y un par de besos con Laura. Estuvieron departiendo un rato y al poco llegaron Carmen y Francis. Ya estaban todos por lo que procedieron a iniciar la comida. Esta empezó amena, con Laura como protagonista interesándose por todos un poco y con Oscar y Kike que estaban bastante participativos. Entre frases típicas y elogios a los guisos se iba pasando la comida, pero cada vez que Kike y Laura entablaban conversación, Francis le pegaba en la rodilla a Telmo por debajo de la mesa. No tardó mucho Francis en seguir a Telmo una vez que se dirigió a la cocina.
-¿Te has fijado en la sintonía que tiene Laura con Kike? Le dijo.
-Sí, ya lo estoy viendo, me da que va a ser él, contestó Telmo. Me estoy poniendo malo. Además no paran de mirarse Oscar y Kike, como si ocultaran algo. Cada vez estoy más seguro que es Kike y Oscar lo sabe. ¿O al revés, quizá? No sé, que lío.
En la sobremesa se iba notando que algo raro pululaba en el ambiente y ese tono de distensión de antes se torno en un estado un tanto incomodo. Telmo no quitaba ojo a Laura, cuando les servía a Kike y a Oscar, cuando hablaba alguno y eso se notaba en el entorno. El tenía que ser el maestro de ceremonias pero sus miradas y su parquedad en palabras denotaban que algo pasaba. Los demás tampoco ayudaban mucho. Oscar y kike se miraban entre ellos con cierta complicidad, Francis no quitaba ojo a Telmo, a Carmen se le notaba incomoda, la atmósfera era tensa. Poco a poco fueron los cruces de miradas apoderándose del medio. Era como una partida de póker, todos miraban a todos para observar que gestos hacían, para ver a quien miraban y como se comportaban. Laura se daba cuenta de que algo raro ocurría y quiso romper el hielo.
-Voy a por más café, dijo. ¿Me ayudas, Telmo?
-Sí, claro, le respondió.
-¿Se puede saber que está pasando aquí? Le pregunto Laura a Telmo una vez apartados de los comensales.
-No sé, le respondió, igual tienes tú la respuesta
-¿Respuesta de qué? No entiendo nada, dijo Laura con cara de perplejidad.
-Déjalo, luego hablaremos tú y yo, volvamos a la mesa, manifestó Telmo.
Una vez todos juntos, en uno de los largos silencios que se producían, Oscar se dirige a Kike.
-¿Se lo cuentas tú o se lo cuento yo?
-¿Contar, qué? Saltó Telmo un tanto excitado.
-Kike tomó la palabra. Oscar y yo hemos venido decididos a contarlo. No lo podemos ocultar por más tiempo. Somos pareja desde hace tiempo y no queremos pasar más tiempo en el armario. Se abrazaron y se dieron un beso.
El silencio que se apodero de la mesa lo rompieron Carmen y Laura que se mostraron exultantes ante tal noticia, aplaudiendo en estado jubiloso. Telmo se quedo mirando fijamente a Francis que se había quedado como anestesiado, con cara de no saber dónde meterse. Todas las sospechas que tenía se habían diluido en un instante. Hizo un esfuerzo y felicito a la nueva pareja pero su rostro escenificaba enojo. Francis también les dio una fría enhorabuena. Se levanto de la mesa y agarrando por el hombro a Carmen se dirigió al grupo.
-Bueno, nosotros nos tenemos que ir. Tengo que hacer los preparativos que mañana tengo un viaje de trabajo. Estaré dos días fuera.
Oscar y Kike no entendían las reacciones de ellos, un tanto distantes. Ante tal desasosiego, también decidieron marcharse.
Al día siguiente, cerca del lugar de los asesinatos, en una comisaría del distrito, en la sala de interrogatorios se encontraba el comisario de policía sentado enfrente del presunto asesino.
-Comience la declaración, le dijo apretando el botón de la grabadora.
-Yo no quería matarlos, no era mi intención, pero no pude reprimirme al verlos allí, a los dos, en mi propia cama. Todo empezó cuando me dijeron que mi mujer me engañaba y que lo hacía con un amigo mío. Entonces me las ingenié para organizar una comida y así descubrir como actuaban cuando se miraran, cuando se hablaran. Ahí ya lo tuve claro, comprobé su connivencia. Luego simulé un viaje laboral y volví por sorpresa a casa. Ahí los encontré, en mi cama, tomé la escopeta de caza y le descerraje dos tiros a cada uno.
Yo, Francisco Bermejo me declaro culpable de los asesinatos de Telmo y Carmen.
eusebio efe.
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