El chico del cable
Por Natalia
Enviado el 12/09/2022, clasificado en Adultos / eróticos
13285 visitas
Fue un sábado. Estaba sentada desayunando con mi hija aún en pijama sin sostén y camiseta cuando golpearon la puerta. Era un chico trabajador de Claro, una empresa de internet y televisión por cable. Se me había olvidado que teníamos cita agendada!! Mi hija se encerró en su cuarto y a mí me tocó quedarme atendiendo su visita.
El chico me pidió que sostuviera la TV mientras él le conectaba no sé qué cosa y con esa cercanía sentí algo... como una energía que fluía en medio de nuestros cuerpos, cómo algo invisible, como cuando ponemos un imán frente a algo metálico.
Terminó su servicio y antes de irse me dio su número de celular por si las fallas persistían y se despidió.
Más tarde, se me ocurrió agregarlo a mi wasap y mandarle una manito de me gusta y de una me contestó, me saludó muy amablemente y por ahí empezó todo. Hablamos de todo un poco y sin pensar ya me estaba diciendo que le había gustado mucho y yo le dije que a mí me había pasado igual pero que no se podía por qué era casada, a lo cual, el insistió que quería volver a verme de frente, que para despedirnos yo le decía q no y el insistiendo, así pasaron varios días el madrugaba a saludarme que un gif, que una rosa, que un mensaje que miles de besitos... hasta que me convenció supuestamente de vernos para despedirnos.
Llegó el día y tocó mi puerta. Yo salí y él entró cerrando la puerta a sus espaldas y me dio un abrazo muy muy fuerte. Yo sentía que se me doblaban las piernas. ¡Fue algo emocionante!! Él me decía que le gustaba mucho, que era muy linda y sin saberlo ya estábamos besándonos... ¡uyyy que besos! ¡Eran magníficos! Cómo si siempre lo hubiéramos hecho.
Agarraba mi cara entre sus manos y me miraba como si no pudiera creer lo que estaba pasando. Yo me sentía igual como si volará entre nubes, no quería irse ¡y yo estaba muy asustada!! En cualquier momento podría llegar "la policía" y así entre besos y empujones se fue, pero ambos queríamos más.
Después de ese corto encuentro seguimos chateando y él quería volver a verme yo también lo deseaba, pero me daba miedo al mismo tiempo. Al fin de tanto insistir, ya no me pude resistir y volvió un día a mi casa. Ese día llegó resuelto, cómo que había fantaseado tanto ese encuentro que llegó como a cumplir con cada uno de los deseos que tenía albergados en su mente. Se lanzó a mis brazos como un niño buscando refugio y me besaba de una manera que ¡aún se pone la piel de gallina al recordarlo! Me besó el cuello y fue bajando hasta mis senos los sacó y empezó a devorarlos cómo bebé hambriento, los besaba, los chupaba, lamía mis rosados pezones ¡y yo disfrutando como loca!! Sin mediar palabra, bajo mi pantalón y mis bragas y se arrodilló frente a mí y empezó un zig zag frenético en mi entrepierna... ¡uuuff que delicia! ¡Me subió al cielo en ese momento!! Después se incorporó y me llevo hacia un sofá y allí me volteó quedé de rodillas con mi culo expuesto y dispuesto al placer. Empezó a besar mis nalgas a acariciar mis piernas y me dio el más delicioso beso negro que he experimentado, mientras tocaba mi clítoris.
Después se sentó y yo me incliné para bajar sus pantalones y ¡tragarme toda esa verga deliciosa!! Él recogía mi pelo para poder ver mi cara de placer, mis ojos llorosos por qué entraba hasta mi garganta. Luego me senté frente a él y me penetró, ¡tan delicioso! Agarraba mis nalgas mientras yo subía y bajaba sobre su pene. Parecía una varilla caliente fundiéndose en el fuego de mis entrañas y a así alcanzamos el clímax simultáneamente yo sentía sus chorros calientes dentro de mi mientras me contraía atrapándolo sin compasión.
Nos quedamos un rato besándonos aún con su miembro dentro de mí, hasta que volvimos a nuestra realidad. Yo con mi miedo que alguien llegara y él con el afán de retomar sus labores cotidianas.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales