No tenían ojos, no los necesitaban. Su piel estaba cubierta de diminutas protuberancias que recibían todo tipo de información. No podías mentirles, conocían tú yo mejor que tú mismo.
Estaban sentados en una mesa semicircular nueve individuos juzgando mi vida para decidir que destino me esperaba. Pero el caso es que se juzgaban aspectos que habían quedado en el aire de vidas anteriores.
Yo, si se podía decir que soy algo, no sabía que era. Parecía más un mero espectador que el individuo que se estaba juzgando. En realidad no conocía al acusado. Eran muchos, todos vidas anteriores, incluido yo claro.
Sentí que me condenaban a pasar por otra vida de ser humano, hasta que comprendiera la esencia de la culpa. Después quizás podría ascender a otras vidas no físicas, no sufrientes.
La sentencia se firmó por los Nueve y "yo" volvería a nacer.
Recurrí la sentencia. No estaba de acuerdo con el borrado de memoria. Así no hay manera de aprender, te pierdes a tí mismo en cada vida, es como si toda la existencia estuviera trucada.
La Instancia Superior resultó ser un Arcángel, pero enseguida presenté un escrito argumentando que yo era budista, de la escuela kargiu y que no reconocemos ningún Dios, todo lo más, demonios y espíritus.
Al final entre todo el revuelo y las acusaciones y recusaciones, dijeron que me soltaran en cualquier sitio alejado, para no molestar más.
Nací de nuevo, pero se olvidaron del borrado, así que ahora lo cuento todo antes de que me descubran.
Que haya suerte!!!
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