Por Si Se Ofrece

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Conforme pasa el tiempo y mantengo la espléndida e inquebrantable esperanza de bajar de peso, voy guardando ropa que un triste día, ya no me cerró o me quedo muy apretada, por si se ofrece. Por si se ofrece la guardo, la voy acumulando en bolsas grandes de platico con cierre, muy dobladita y todo, conservándola con la ilusión que en un futuro cercano me va a cerrar otra vez, como en los viejos tiempos no tan viejos. Mucha de la ropa está casi nueva, solo tiene 2 o 3 puestas, eso es lo que me da más coraje, que casi no la usé, no tanto por la prendas en sí o por el recuerdo de un regalo de un ser querido, más bien es por la creencia de que algún día volver a esas tallas.
Me ha pasado que por la flojera de probarme la ropa en las tiendas, la compro sin antes verificar que me quede, porque tienes que ir a buscar probador, que casi siempre están ocupados, están llenos de alfileres por todos lados, además tienes el pendiente que nunca cierra bien la media puerta, entonces mejor no me pruebo la ropa y la compro, al ver que son de la talla que estoy usando en ese momento. Cuando llego a la casa y me la pongo, oh sorpresa no me quedo bien, si varían dependiendo de la marca las medidas, por lo tanto me queda chica o me queda muy grande.
Los hombres no tenemos tanto problema con la moda, así que unos pantalones no se verán mal si los guardé por 5 años o 10, las camisas casi todas son de cuadros de diferentes colores o rayas unas gruesas o más delgadas pero siempre son iguales. El cuello puede variar, pero poco, casi nadie se anda fijando en eso. ¿No será que guardo las cosas por incertidumbre del futuro?, no me vayan a hacer falta. Algunas cosas las vamos acumulando sin que al final las usemos de nuevo, o peor aún solo nos restan espacio en nuestro closet, como si tuviéramos mucho sitio en nuestras casas.
Me platicaron de un señor que llevaba a su esposa de compras a la frontera y al regresar le decía, si compraste 3 vestidos, saca 3 vestidos del closet para venderlos o regalárselos a alguien, así con cada prenda de vestir, le exigía que sacara la misma cantidad que había comprado. Se me hacía muy ingrato, pero creo yo que es una manera muy buena de solo comprar las cosas que son realmente necesarias. Hay casos de personas que acumulan hasta 100 pares de zapatos, 200 vestidos, 100 suéteres, 100 chamarras; al final siempre traen las mismas garras de siempre. Por precavidos tienen ropa para todo tipo de ocasión, por si se ofrece... Si vas a jugar un deporte tienes ropa deportiva de esa actividad, si vas de camping tienes de ese tipo de ropa, si vas a los toros tienes el atuendo necesario, si vas a un rancho tienes ropa desgastada, así vas acumulando por si se ofrece. A lo mejor conservamos ropa que representa una parte de nuestro pasado que ya no existe, como creyendo que la ropa nos guarda los recuerdos.
El otro día en la mañana, estaban reparando la calle por donde normalmente me voy a trabajar, abrieron una zanja, tuve que cambiar la ruta, pero me llamó la atención la cantidad de carros que están con mucho polvo y hojas de los árboles, no por el otoño, más bien como que tienen mucho tiempo sin moverlos, son carros chatarra la mayoría, lo más seguro que no funcionen mecánicamente o tengan problemas de pago de placas, pude contar como 15 carros que están en el olvido, en solo el trayecto de mi casa al periférico, se me hicieron muchos y me hizo reflexionar, cada carro ha de tener su historia para que los dejaran solamente estacionados, además que es dinero que no se está utilizando, los dejarían por si se ofrece o no tengan dinero para resolver los problemas tiene cada uno, es incosteable arreglarlos o ya no se consiguen las refacciones para repararlos. No los rematen a la venta por sentimiento, que exista en esos carros como un valor sentimental, pero el carro cada vez se ve más deteriorado, además por cuidado de la ecología y porque no estorbe en la calle, otra que puede pasar que el gobierno les quiere cobrar predial porque ocupan un espacio en la calle.
En la cocina sucede que vas guardando envases vacíos de muchos tipos, por si se ofrece, vamos llenando la alacena y al rato no tenemos espacio para guardar lo que si utilizamos normalmente, esta costumbre no sé porque la hacemos, en el subconsciente quizás pensamos, para cuando llevemos una comida a un lugar tener en que llevarla sin que nos importe si se pierde el envase en donde lo llevamos. Por otra parte compramos ollas para cada tipo de guisado, aunque se puede cocinar en el mismo, pero queremos que se vea como venía en la foto de la receta, somos compradores compulsivos que muy probablemente queremos llenar un hueco de nuestra autoestima con bienes materiales, un hueco que ha de ser muy profundo.
En la oficina igualmente guardo papeles por si se ofrece, o no vaya a ser que un día me lo pidan, total es una acumulación de papeles que nunca van a ser necesarios, en donde vamos formando torres encima de los archiveros. Aquí en México las autoridades tributarias te exigen que guardes los papeles de la contabilidad por un periodo de 10 años, pero como se convierten en parte de la escenografía de la oficina algunos ya tienen más de la década.
Hay aparatos para hacer ejercicio que vas comprando, los use 10 veces a lo mucho, después se convierten en otra cosa, como percheros, sillas para vestirte, lugar para colgar las toallas húmedas, los conservas por si un día lo vuelves a usar, como el del anuncio de la televisión. Del que más me acuerdo fue una faja que daba toques eléctricos para estimular los músculos del estómago, nunca tome en cuenta que me darían cosquillas y no aguantaba ni un minuto con el revolucionario sistema de ejercicios. En la casa de mi papá hay una base que vibra que la vendían para bajar de peso con solo subirte, te estimulaba los músculos de las piernas, yo más bien veía que los cachetes eran los que más movimientos tenían. Jajajajajaja.
En el cajón de abajo del buró, hay cargadores de aparatos eléctricos, plumas, sobres de catsup, sobres de azúcar, medicinas, casetes, celulares descompuestos, notas de compras, pomadas, relojes inservibles, las calculadoras antiguas, boletos de algunos conciertos, monedas de otros países, pilas, controles inservibles, etc… de hoy en adelante me estoy haciendo el propósito, de tirar todo sin remordimiento y viajar en la vida más ligero, a menos claro, que se ofrezca para algo.


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