Viejas amistades

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Era un Domingo en la noche cuando la llave del baño empezó a gotear, entonces Gonzalo se acordó de su amigo Roberto que trabajaba la plomería y lo contacto para q fuera al otro dia. 

El lunes muy temprano Gonzalo se fue a trabajar, se despidió de su hermosa esposa Mónica con un beso en la frente recordándole la visita de Roberto, el plomero.

Ella se fue a duchar antes q él llegará y recordó que ya se conocían desde hacía tiempo, desde que eran novios ella y Gonzalo, recordó que siempre que bailaba con Roberto él no podía disimular lo cachondo que se sentía al rozar su piel con la de ella. Y recordó también, que ella muchas veces sintió mojarse al sentir su excitación. La verdad era que Mónica era una mujer muy ardiente y notaba que, al cumplir sus 38 años, había sentido un vuelco en su vida, ya que, estuvo tan entregada y concentrada en ser madre y esposa, que se había olvidado por completo de ella como mujer. Estuvo un tiempo sumida en un adormecimiento absurdo donde no encontraba gracia en si misma se sentía fea y poco deseable hasta un día se despertó de golpe y vio y sintió que aún era una mujer muy joven y hermosa a pesar de sus kilos de más, tenía una figura armoniosa, unos hermosos senos, un buen trasero, buenas piernas, una larga y abundante cabellera roja y una cara muy bonita de ojos grandes y boca chiquita. Desde ese momento cambio su forma de vestir, su forma de caminar, se esmeraba en su arreglo personal y empezó a notar como era admirada por donde iba y eso la hacía excitar demasiado, aunque siempre tuvo buen sexo con su marido, este nuevo cambio en su vida, la hizo volverse más fogosa y empezó a disfrutar mucho más del sexo. Ya sus hijos estaban grandes y asistían a la universidad quedando casi todo el día sola en sus actividades del hogar.

Mónica salió de la ducha y se colocó un vestido escotado que le hacían resaltar ese par de senos blancos y redondos que tenía, se perfumo y se maquillo muy suave, casi imperceptible. Cuando sonó el timbre salió apresuradamente del cuarto, ¡se sentía nerviosa y emocionada! Hacía tiempo que no veía a Roberto y cuando le abrió la puerta, pensó, para sus adentros, que no estaba nada mal. Ya su pelo pintaba algunas canas, pero se veía interesante y tenía muy buen cuerpo, talvez por su actividad. Él también la quedo viendo y wow, pensó, " Que bien se conserva y que rica está '. Se saludaron de beso en la mejilla y Mónica lo condujo hasta su cuarto, donde estaba el daño en la ducha. Roberto subió las escaleras tras ella que rico aroma dejaba a su paso él iba embelesado mirando el contoneo de esas voluptuosas caderas y sin querer su imaginación comenzó a volar despertando su pene automáticamente. Mónica le mostró el daño mientras platicaban un poco de la vida. Roberto le contó que su esposa se había ido tras el " sueño americano" y ya se había llevado a sus hijos también. Él se había quedado solo a la espera q mandaran por él. Poco a poco entre risas y recuerdos, se hizo la plática muy amena hasta q Mónica dijo que lo dejaba para que le rindiera más su trabajo y bajo a la cocina a seguir con sus labores.

Roberto terminó su trabajo muy rápido y bajo alcanzando a Mónica en la cocina y le pidió un vaso de agua y cuando Mónica abrió el refrigerador, Robert se le hizo por detrás. Ella lo sentía muy muy cerca, sintió lo agitado de su respiración y ella se agachó apropósito, supuestamente a buscar una botella de agua para así rozarlo con su trasero, ¡y eso fue como fuego y dinamita!!

Cuando ella se incorporó de nuevo ya Robert no aguantó más y la agarró de su cintura, la atrajo hacia él y comenzó a besar su cuello a tocarle sus piernas, sus tetas, ella se giró y sus bocas se fundieron en un beso interminable, era una sed que no se saciaba con nada. Roberto liberó esos senos y empezó a chuparlos, a lamer sus pezones que cosa más rica decía ella mientras lo tocaba por encima del pantalón de mezclilla él se arrodilló frente a ella, subió su falda y bajo sus pantaletas que estaba completamente mojadas por tanta calentura y empezó a meterle la lengüita, Mónica sentía que se le doblaban las piernas y se dirigieron al cuartito del servicio. Allí había una camita pequeña, pero era justo lo que necesitaban en ese momento Mónica se acostó boca arriba, dejándole toda su panocha a su disposición como. quien dice: "Toda tuya" y él así lo entendió y empezó a darle un sexo oral magnífico!! Cómo hacía mucho tiempo no lo sentía ella. No por qué su esposo no lo supiera hacer, sino por lo excitante de la situación. Mónica estaba a punto de llegar, pero hizo que Roberto parara y lo hizo que el se acaballara sobre su cuello para ella proporcionarle una mamada deliciosa!! Roberto se retorcía de placer y ella estaba chupándole las bolas mientras lo masturbaba, volvía a lamerle la punta en redondo y después chupaba duro duro, ¡como si se la quisiera tragar toda entera! Roberto le tocó bajar apresuradamente antes de ir a eyacular en su boca y la penetró con fuerza y en un va y ven delicioso hasta que ambos alcanzaron el clímax. Se quedaron abrazados un rato y luego se despidieron con la promesa que tenían que seguirse viendo.


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