¿Has pensado alguna vez en vengarte de alguien que te haya hecho daño? Al sentir el agravio inmediatamente surge en la mayoría de las personas, el sentimiento de venganza, casi como un resorte que estimula el instinto agresivo, la mente empieza a ver la manera de dañarlo o afectarlo, con el único objetivo de hacerlo sentir igual o peor que lo que él a nosotros. Echas a volar la imaginación, quieres equilibrar el agravio, desquitarte. Puestos a averiguar, este sentimiento es muy primitivo, está en nuestro ADN, desgraciadamente se detona en cualquier situación inmediata, pero de un tiempo para acá, ocurre más fuertemente cuando sientes que el sistema judicial, que es el órgano social ejecutor de la justicia, no hace nada para castigar a la persona o al grupo de personas que están actuando mal.
En la literatura es muy mencionado el tema de las venganzas, muchas obras clásicas están basadas en este temática, en donde una persona sufre un desprecio o un daño, al cabo de la historia los agresores se arrepientan de haberlo hecho, algunas veces los autores le dan otros matices, pero a fin de cuentas es más o menos lo mismo, están desde las tragedias griegas hasta el Hamlet de Shakespeare, tocado en su sed de venganza.
La ciencia ha estudiado mucho este comportamiento humano, pero todavía no encuentra algo totalmente lógico, lo que para una persona puede ser insignificante, para otra puede ser motivo suficiente para despertar el sentimiento de venganza, hay algunos ingredientes que favorecen la violencia como el alcohol, otro el haber sido previamente insultado, los rasgos narcisistas de personalidad del supuesto ofendido y otros más. Caso típico es el de aquel al que le llenan el buche de piedritas con sus ofensas y llega el momento que explota, con consecuencias muy desagradables, surge la venganza y la única manera de ver como igualar el agravio es por medio de la violencia física o el daño a sus bienes materiales.
Algunas personas se vuelven vengativas con el propósito de sentirse fuertes, demostrando su rudeza, todo lo ven como una agresión y quieren desquitarse para que los demás sientan temor de ellos, es una manera tonta de ejercer el poder o el mando de algunos líderes de las organizaciones. En ocasiones se puede convertir esto en una adicción, el deseo de venganza porque les termina por producir placer, cuentan además como consiguen sus venganzas para causar temor y advertir a los demás no se les ocurra ni acercarse, por su ridícula fama, es como decir oye Juan para que entienda Pancho.
Hay veces en que la venganza se te presenta de la manera más absurda, dices pero que chiquito es el mundo, me refiero porque en una ocasión, yo había quedado mal, la verdad, con un crédito bancario y una persona que era de cobranza, a mi manera de ver, se ensañó mucho conmigo, me cobró los intereses normales, intereses moratorios, gastos legales, gastos de ejecución, y no sé qué tantas cosas más al final del crédito, yo como pude lo pague después de un gran esfuerzo. Al paso de los años, estaba yo de maestro en la universidad y la coordinadora me mando hablar, me comento que había una persona que solo le faltaba una materia para graduarse y que si quería yo darle la clase a él solo, para que cumpliera con todo lo necesario para graduarse, le contesté que sí, la coordinadora me dijo que fuera el martes siguiente a tal salón a las 8:30 pm, esta persona pagaría su materia y se iba a presentar a la clase. ¿Quién creen que era el alumno que necesitaba pasar la materia? Si, el malvado cobrador del banco. Al verme se acordó de mí, pero ya no podía darla de baja porque había pagado, yo hice como que no lo conocía y empecé a impartirle la materia como a cualquier alumno, al final paso la materia y me comentó, pensé que se iba a vengar por cómo me porté con usted en aquella ocasión, le dije: no todos somos iguales, pero nada más para que veas que arrieros somos y en el camino andamos. Pude haber actuado prepotente y enproblemarlo para graduarse, pero no es mi manera de ser, solo lo castigué con la incertidumbre de no saber si me iba a vengar, solamente lo mantuve con la duda, dando el resultado a último momento. No creo que fuera miedo a seguir con venganzas interminables. Se me hace más bien que no es mi estilo subirme a un ladrillo y marearme.
Hay pueblos como Israel y Palestina, llevan más de 70 años en conflicto, tienen tanto odio y sentimientos de venganza, que pasa el tiempo sin que esto se pueda resolver, se ha vuelto un pleito eterno, una agresión lleva a otra agresión y es el cuento de nunca acabar, uno porque invadió el territorio del otro después de la segunda guerra mundial y el otro porque se consideraba dueño por su derecho ancestral. No pueden bajar la guardia ni un momento porque el otro aprovecha para vengarse de los daños recibidos y así continua por generaciones, si un líder pretende conciliar el conflicto, lo llaman traidor, ambos pueblos pierden, otra de las cosas que es terrible, la desigualdad de los contrincantes, uno envía cohetes y en cambio el otro si bien le va bala o si no piedras, imagínense la desproporción del asunto.
La ley del Talión, esa que dice “Ojo por ojo y diente por diente”, es muy ruda, lo que me hagas te lo voy hacer, en cambio en la Biblia recomienda poner la otra mejilla para disminuir la violencia y así evitar el espiral de violencia sin control, que esta ley desencadena. Si aplicáramos esta ley en la actualidad al final todos estaríamos ciegos por andar con el ojo por ojo, para eso existen las leyes, que son objetivas y promueven que haya paz, lo que esté fuera de los parámetros debe ser castigado por la mismas leyes, no por mano propia. Los linchamientos que han ocurrido en varias ciudades se dan por lo mismo de la falta de seguridad y justicia, los habitantes si logran capturar a un ladrón o violador, lo amarran como en la Edad Media a un poste y le prenden fuego, después de haber sido golpeado en múltiples ocasiones, los verdugos se convierten en agresores peores que los juzgados, la moral y la ética no les importa en esos momentos, lo ven como defensa propia.
Yo no estoy a favor de la venganza, es un deseo equivocado que tenemos de nuestros orígenes que ha traído muchos problemas a la humanidad, un sabio como Confucio dijo una frase que me pareció muy buena: “Antes de embarcarte en un viaje de venganza, cava dos tumbas”. Tiene mucho fondo estas palabras porque con la venganza ambas partes pierden.
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