Un día de vacaciones, andando en Puerto Vallarta Jalisco, me encontré un folleto de un jardín botánico que está cerca de esta ciudad y como ya me había aburrido el mar, porque la verdad si me gusta pero no es mi máximo, me decidí ir a conocer aquel lugar.
Por ese tiempo yo andaba con el hobby de la fotografía, y se me hizo atractivo ir al jardín botánico para tomar fotos de las plantas y flores, en el folleto que vi que aparecían flores muy exóticas que pudieran servir para obtener unas buenas fotografías, puentes, hasta un rio que se puede cruzar, una iglesia. Me vestí de acuerdo a la ocasión, turista, explorador, artista de la fotografía, todo el show, empaqué mi cámara en su respectiva mochila, me fui a la avenida a buscar un taxi. Para esto, como no es difícil de imaginar, nadie de mi familia me quiso acompañar, para ellos el mar es lo más divertido, por no hablar de no querer mover un dedo en vacaciones.
Detuve un taxi y le pedí que me llevara al jardín botánico, el taxista me aclaró que está retirado el sitio, que como a 20 kilómetros, en ese entonces yo traía “harto” dinero en la bolsa, y no me importó el alto costo del traslado, pero además para asegurar el regreso le pedí que mejor cuando llegáramos me esperara para no batallar con el regreso, ahorita…, ni en un guajolotero iba. Cruzamos todo Puerto Vallarta para llegar, íbamos por una carretera paralela al mar y se veían muy bonitos paisajes, la carretera era angosta y con muchas curvas, nos dirigíamos hacia el sur, como quien va para Barra de Navidad, otra playa muy conocida. Media hora después llegamos, y me sorprendí de lo hermoso que era el lugar, de donde está la carretera bajamos un poco para entrar al estacionamiento y pude ver casi todo el lugar porque tenía una inclinación el terreno que te permitía visualizarlo desde el momento mismo de entrar. Después de pagar la entrada y recoger mi mapa para guiarme dentro del parque, le hice una señal al taxista para que me respetara la espera por favor, no me fuera a dejar tirado y luego como me regresaba, no se fuera a preocupar por mí la familia… ajá!!!.
El jardín botánico tenía una ruta por donde ir viendo cada ejemplar por familias de plantas, lo más impresionante es la variedad de flores que hay, de todos colores y formas, cada conjunto de flores tienen su señalamiento, donde te dicen el nombre y el nombre científico, hay flores pequeñas y en el recorrido pude ver una flor no tan bonita pero que llamaba la atención por su forma, como si fuera un saxofón, pero en color verde, como de 15 cms de alto y 15 cms de diámetro. No me acerqué mucho porque la persona que esta cuidando me mencionó que el olor de esa flor no era muy agradable, pudiera ser el olor parecido al agua estancada, un olor muy feo.
En el folleto del parque presumen que tienen la mayor variedad de orquídeas, de colores y diseños diferentes, te quedas asombrado cómo la naturaleza puede tener tan bonitas formas, la orquídea es una flor muy peculiar, que tiene los pétalos como en forma de estrella porque tiene por así decirlo la cabeza y los pies de la estrella son pétalos de una forma y los brazos de la estrella de otra forma más redondeados y por supuesto el centro que es como una boca de colores muy atractivos, los pistilos están como si fueran martillos pequeños, lo que también la hace verse mucho mejor son las pecas que están como pintabas en forma muy coqueta. En cada tallo la planta puede tener de 2 a 3 flores.
Como yo vivo en un lugar muy desértico, fácilmente me asombro cuando hay mucha vegetación, al no estar acostumbrado a ver tantas plantas, más bien en donde vivo se puede caminar por el campo sin que nada te estorbe para hacerlo, en cambio, en la jungla que es donde está ubicado el jardín botánico, si te sales tantito de los senderos, te das cuenta como la maleza te impediría caminar fácilmente. No me puedo imaginar estar en la selva en la noche sin ninguna luz, ha de ser una experiencia muy traumática, porque no sabes ni que te puede salir, animales o insectos que te pueden hacer daño, prefiero vivir donde vivo aunque no sea tan bonita la vegetación como en la selva tropical.
Uno de los pabellones estaba dedicado a las plantas de agua, había una fuente rectangular con una pequeña cascada en donde había esas hojas grandes, verdes que flotaban como la clásica imagen en donde los sapos se sientan para asolearse, unas flores muy perfectas, ósea muy simétricas en sus pétalos que salían del agua para mostrar su belleza, siendo de agua, la planta está abajo de esta, pareciera que la flor está flotando, se llaman lirios.
No queriendo, pero también había el pabellón de los cactus, aunque esos me son muy familiares porque son las plantas más comunes del lugar en el que vivo, si es interesante ver las flores que le salen a los cactus porque tienen un color amarillo muy brillante, además la simetría de las espinas es muy bonito detalle.
Al final del recorrido hay un restaurant de dos pisos, en la parte de abajo, venden artesanías y algunas plantas miniatura, yo quería comprar unos agaves para plantarlos acá en mi casa, no con el afán de hacer tequila sino como decoración, total me ofrecieron varios, porque también hay varias variedades de agaves, de dónde sacan el tequila me comentaron es el agave azul, no es que sea azul azul , sino que tiene un tono azul palido tirándole a grisáceo, pues bueno compre 6 plantas, me las entregaron en unas macetitas dentro de una caja de cartón. Las pagué y le dije a la dependienta que me las cuidara un rato para poder pasar al restaurant en la parte alta. Al subir me di cuenta que el restaurant tenía una vista muy bonita ya que está a un lado de un acantilado. Estuve un rato en el restaurant y luego ya me dirigí al estacionamiento para regresar al hotel, iba con la mochila de la cámara y la caja de cartón con las plantas. Me subí al taxi y a medio camino que empieza un gran problema que no consideré, las macetas estaban llenas de hormigas negras que al subirlas al carro se empezaron a salir y solo me picaron a mí de buenas, porque si le hubieran picado al taxista, capaz y me bajaba, fue una mala experiencia. ¿Como lo resolvimos? Nos paramos en una tienda compré un insecticida de spray, nos bajamos y le cerramos los vidrios del taxi, lo fumigamos realmente y 10 minutos después seguimos nuestro camino.
Las fotografías salieron muy bonitas y los agaves hay van creciendo pero muy lentamente, ojala un día se los pueda mostrar. Fue un paseo muy particular y recomendable, no todo es sol y playa, ni conformarse con siempre lo mismo, lo mismo.
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