- No te preocupes. Yo te puedo promocionar. Pues conozco a gente importante que te pueden allanar el camino en tu obra. La iglesia católica no hubiese levantado cabeza si el emperador romano Marco Aurelio no la hubiera apoyado - le dijo Lucy.
De súbito Fernando se sintio acogido por aquella mujer; le pareció que tal vez él le gustaba un poco y se aventuró a proponerle con un enfasis un tanto insinuante.
-¿Qué tal si vamos a tomar algo en un sitio agradable? Eres muy guapa.
- Gracias por el piropo. Podemos ir a tomar una copa si tú quieres, pero no esperes acostarte conmigo porque yo tengo otros asuntos que atender, como por ejemplo a mis hijos pequeños que ahora están con su abuela. Además tú y yo tenemos mucho trabajo por delante, y con el tiempo todo se andará - le atajó Lucy con resolución.
- Ah... ¡Pero bueno! ¿ Tú crees en algo o qué? - le preguntó Fernando al percatase de su disposición a echarle una mano en su doctrina de una manera tan pragmática.
- No sé que decirte. No lo he pensado todavía. Pero qué más da si creo en algo o dejo de creer. Lo que importa es que tu movimiento triunfe. A las mujeres nos gustan los hombres ganadores ¿Lo sabías? - repuso ella indiferente-. Pero una cosa te pido. De las ganancias que consigas recaudar para tu obra, quiero un 50%, ya que yo me encargo de la promoción; de la parte más prosaica del asunto. Y te aseguro que llegarás muy lejos. Ya te he dicho que la gente está confusa, no sabe en qué creer ni lo que quiere; y los politicos mienten sin cesar. Por tanto todo el mundo necesita creer en algo.
- Bueno...
- Será conveniente que a tu movimiento vengan sujetos atractivos de dimensión pública. Como por ejemplo actores de cine, y de otras Artes; personalidades de la Prensa del Corazón; y hay que procurar salir por la televisión; aunque esto es más difícil porque los canales de la tele pertenecen a los partidos políticos que son otra clase de sectas. Así que si la gente común ve que en nuestro movimiento espiritual vienen sujetos famosos pensará que la doctrina debe de ser buena y también vendrán a ti. Y otra cosa importante. No tengas escrúpulos en negociar con ciertas mafias, que dan muy buenos beneficios.
- ¡Pero Lucy, esto es inmoral! - protestó alarmado Fernando.
- Escucha. No seas ingénuo. ¿No has oído hablar de la ley de compensación? Si por un lado negocias con el diablo, por el otro puedes predicar el amor universal. Así lo han hecho muchas religiones a lo largo de la Historia y no pasa nada. Lo que tiene que prevalecer por encima de todo es tu mensaje místico sobre el Astro Rey y el amor universal que se puede desprender del mismo. ¿Entendido?
- Sí, sí...
Y Lucy para dar a entender al pasmado Fernando que estaba de su parte, le dio un apasionado beso en los labios. A lo mejor cuando él triunfara ella accedería a acostarse con él.
Todo sucedió tal como lo había planeado Lucy, hasta que a un avispado periodista se le ocurrió meter las narices en los ilegales negocios de la secta; por otra parte el colectivo científico denunció a los dogmas de aquel movimento por considerarlos una pura falacia, ya que en la vida todo se basa en prueba, error y corrección en cuyo accidentado transitar va implícita la evolución real de la Humanidad, por lo que Fernando y su ya amante Lucy tuvieron que rendir cuentas a la Justicia, y aquel movimiento espiritual solar se demoronó como un castillo de naipes y a ellos se les condenó a unos cuántos años de cárcel por fraude fiscal.
Al terminar el juicio a los principales responsables de la secta solar, el fiscal que acusó a Fernando y a su pareja le comentó a un ayudante suyo cuando salian del Palacio de Justicia.
- Sí, Roberto. Tú si quieres puedes creer en lo que quieras. Pero tan pronto como se te ocurra montar una institución y pienses que tienes la verdad absoluta de la vida, estás perdido porque puede ser que te dé por oprimir y coaccionar al personal en tu beneficio propio.
FRANCESC MIRALLES
-
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales