Después de darme un intenso beso ella me preguntó que cuál era mi sabor preferido.
Yo le contesté que el sabor de su sexo, ella metió una mano dentro de sus bragas y sacó su dedo húmedo para metérmelo en la boca, después de saborearlo se retiró un par de metros y se quedó completamente desnuda.
Se tumbó en la cama y abrió perfectamente y lo más que pudo sus piernas mostrándome su sexo abierto, y con cara pícara me dijo que era el momento de pegarme un buen atracón.
Me arrodillé al borde de la cama y hundí mi cabeza en su entrepierna dibujando con mi lengua los labios de su sexo y jugando con su clítoris.
Ella apretaba mi cabeza contra su cuerpo y yo introducía mi lengua follándola como si en ello me fuera la vida, recibí su primer orgasmo y su primera corrida en mi boca y me esmeré en dejar limpio aquel sexo.
Me desnude, la di la vuelta y la penetre desde atrás mientras agarraba su melena rizada y a cada embestida ella soltaba un gemido.
Saqué mi miembro, la di la vuelta, se sentó en la cama y se la metió en la boca hasta que yo también me corrí y ambos probamos el sabor de nuestros cuerpos.
Ambos saciamos las ganas y compartimos aquellos sabores mientras no seguíamos besando desnudos tumbados en la cama.
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