El subalterno. Segunda parte. Los mares del Sur.
Por Berengario Calatrava
Enviado el 18/10/2022, clasificado en Cuentos
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Sobrevolaban mi habitación dos moscardones de tamaño considerable, cuando reparé en que uno no había visitado los mares del Sur. Habría moscardones de tal tamaño en los mares del Sur. Una buena pregunta. Me metí en Internet por ver si había constancia de ello a través de alguna fotografía. El moscardón no tiene patria- fue la enseñanza que extraje aquel día. Pero quedé impresionado con aquellas imágenes que daban la impresión de que La Tierra- el planeta- era un lugar habitable. Algo que ya sabíamos, pero que se estaba empezando a desvirtuar a pasos agigantados por estas tierras. Mientras seguía disfrutando de aquella composición musical de chelo de las moscas, me empezaron a entrar serias dudas.
Se escribiría lo mismo en los mares del Sur- me preguntaba. Habría algo, parejo a Gauguin, pero en el campo literario, en la Polinesia. Estaba claro que la pintura imprimía su impronta en quien los habitaba ( los mares esos, me refiero). Pero no sería en exceso aburrida su literatura, sin otro sonido que el de las olas y los vientos, así, noche y día, por muy bonitos que fueran los paisajes y bellas sus ninfas. Aquel paraíso no podía ser bueno para la literatura. Estaba en el mejor lugar del mundo para evacuar tales diligencias: ruido y , aunque dentro de un paisaje feo y hostil, poblado de vida. Y de moscas zumbonas, que todo el mundo sabe que son propicias para la Literatura. Aunque- esto último- bien mirado en los referidos mares también había.
Qué duda cabe, que si uno cejaba definitivamente de aspirar a la posteridad, se encontraría mejor en aquellas islas. Pero no quería la paz, quería la perduración ad aeternam. Y aquella misma noche soñé- fruto de todos estos denuedos que digo- con una nueva trama.
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