La Historia de Pilar y Carlos - Una Aventura de Pareja (3/4)
Por DanielASV
Enviado el 19/10/2022, clasificado en Adultos / eróticos
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El beso no duró demasiado, pero les pareció interminable a los 3, Fue Pilar quien se separó, respirando agitada, X habló por primera vez tomándola de la cintura.
¿Puedo? dijo, haciendo ademán de quitarle el suéter a lo que ella asintió
Le quitó el suéter, el cual dejaron en una silla y dirigió despacio sus manos a la blusa, ella no lo detuvo por lo que botón a botón logró abrirla, mostrando su piel clara, ella hizo el gesto de volver a cubrirse para no mostrar algunas estrías y los kilos que con los años había ganado, pero X la contuvo, acariciando levemente esa piel que se le mostraba.
No te avergüences, eres hermosa, eres una mujer que ha sido madre, no te preocupes, sólo vamos a pasarla bien. Gracias, fue toda su respuesta, pero bajó las manos y lo dejó hacer.
Le quitó la blusa, que fue a parar al mismo lugar que el suéter. Pilar quedó sólo con el sujetador y decidió ponerse cómoda, así que, apoyándose en X, levantó un pie, abrió la cremallera de la bota y se la quitó, al igual que el calcetín, repitió el ejercicio con el otro pie y quedó varios centímetros más baja de lo que estaba, pero con los pies en la tierra, por así decirlo.
Mientras tanto Carlos no perdía detalle, notó la respiración agitada de su esposa cuando el hombre empezó a abrirle la blusa, el gesto de confianza de ella al usarlo de apoyo para descalzarse, su intento de cubrirse, escuchó las palabras de X que la animaban a seguir adelante y se sintió inmerso en un mar de sensaciones, excitación, morbo, celos, si, no podía negar que sentía algo de celos de ver a otro hombre tocar a la mujer que hasta hoy había sido solo suya. Ella pareció escuchar sus pensamientos y volteó por un segundo a mirarlo, él sabía que un mal gesto de su parte y eso se acababa ahí así que hizo acopio de fuerzas y le sonrió.
Pilar había sentido las manos de ese hombre quitándole la blusa y se agitó, era increíble lo sensible que estaba su piel, cada roce lo sentía como una marca de fuego. Estaba sin blusa y descalza ante él y pensó que si ya estaba en esto, no sería para ser una muñeca que se deja hacer, nunca lo había sido ni lo sería ahora, recordó que estaban aquí por idea de Carlos y lo miró un momento, por si veía una mala reacción, aún estaban a tiempo de salir corriendo de ahí, él la miró a los ojos y le sonrió animándola a lo que ella respondió igual.
X vio ese momento de distracción y se agachó para volverla a besar, fue recibido con cierta sorpresa, pero no con rechazo, pasado el sobresalto ella se colgó de su cuello besándolo cada vez con más entusiasmo, mientras tanto, él aprovecha para acariciar su desnuda espalda hasta llegar al broche del sujetador que, con una habilidad que demostraba que no era la primera vez que desnudaba a una mujer, soltó, sintiendo en su pecho pegado al de ella, la ligera caída de los senos, libres de ataduras.
Pilar, en medio del beso, sintió que su sujetador se aflojaba y sus senos se soltaban casi libres, solo con retirarse un poco, la prenda caería, decidida, empezó a desabotonar la camisa de X, acariciando el pecho del hombre, era mucho más velludo que su esposo, cosa que no terminaba de agradarle pero siguió adelante hasta que le quitó la camisa y aflojó la correa del pantalón, mientras que X dirigía las manos a sus senos empezaba a acariciarlos y sostenerlos, como valorando su peso y suavidad, provocando un suspiro cuando rozó los pezones endurecidos y sensibles, X, entre las caricias y besos la fue dirigiendo hacia el lecho que esperaba y la hizo sentarse, mientras él se ponía de rodillas ante ella y cogía los senos de Pilar con ambas manos, para acercarlos a su boca, que los saboreó uno a uno, pasando delicadamente la lengua por ellos y alternándolo con succiones y caricias de sus dedos.
X se sentía afortunado de tener a esta mujer delante de él, ya llevaba tiempo en este ambiente de los intercambios, aún era un tema tabú para muchos y no eran muy frecuentes las ocasiones que tenía de ponerlo en práctica. Por un tiempo frecuentó a una pareja de extranjeros afincados en el país, con ideas más modernas de este tema y se había convertido en un compañero de aventuras fijo para ellos, pero esta pareja había retornado a su patria así que después de una memorable despedida y las promesas de viajar para reencontrarse, esa relación llegó a su fin.
Frecuentaba los chats del tema, y entablaba conversaciones de vez en cuando, pero muchos quedaban en eso, al no atreverse a confesarle sus deseos a sus esposas, otros se daba el paso y acudía a los encuentros, los que iban en general más o menos bien, alguno hubo que incluso se echaron para atrás en el último momento y el respetó la decisión, ya que no le gustaba forzar las cosas y terminó sólo en una habitación de hotel, viendo la televisión toda la noche. Aquella pareja lo contactó nuevamente pero fue él quien esta vez declinó dada la inseguridad que había notado en ellos.
Con los años tuvo muchas experiencias y llegó a conocer algunos hoteles discretos y de confianza, donde no había riesgos de ser vistos o grabados y en lo posible, siempre acudía a ellos.
No faltaron los malos ratos, como una “pareja” que lo contactó y el día de la cita acudió únicamente el esposo quien confesó que quería una experiencia homosexual, cosa que X, declinó con mal gesto, no por la opción sexual, sino por la mentira.
Cuando Carlos lo contactó por primera vez entablaron una charla interesante, de adultos, en la cual aparte del tema sexual, se habló de todo, le pareció una persona seria, que sin medias tintas le dijo que aún estaba trabajando en convencer a su esposa y no podía garantizar nada, le hizo una descripción de ella, llena de cariño pero sincera, sin pintarla como a una supermodelo, como muchos hacían para enganchar a los candidatos.
Lo que describió le gustó y continuaron las charlas, hasta que llegó el momento de hablar con ella, una mujer de conversación agradable pero completamente a la defensiva, lo cual definitivamente era justificable, habló poco con ella, pero le gustó lo que leyó y al fin Carlos le anunció que el momento de hacer la cita había llegado, así que sin más demora empezaron a planearlo, ella puso sus condiciones y reglas, todas entendibles y quedaron listos para el día del encuentro.
Y aquí estaba, con esta mujer en todo el sentido de la palabra delante, con los nervios tirados por la borda y dispuesta a pasarlo bien, Carlos sentado cerca, pero no en actitud sumisa o avergonzada, sino como la de un espectador o crítico, que no perdía detalle pero sin ninguna señal de celos o enojo.
Pilar estaba perdida en un mar de sensaciones, X besaba y acariciaba sus senos y lograba excitarla cada vez más, lo hizo ponerse de pie, lo que él hizo con renuencia, poco dispuesto a soltar esos pechos, tomó la iniciativa y le abrió el pantalón el cual cayó a sus pies dejándolo en ropa interior.
Carlos no perdía detalle y vio a su esposa decidirse a pasar a la acción y no simplemente dejarse hacer, la vio abrirle el pantalón hasta que X quedó solo con la ropa interior, sin pausa, fue ahora ella quien se arrodilló en la alfombra, quedando justo a la altura de la ropa interior de X, mira como pone su mano y ve el bulto crecer ante esa caricia, la ve tirar de la prenda hasta que consigue bajarla y un miembro duro y listo para la acción aparece.
Pilar tiene ante sí un pene listo y dispuesto, le había preocupado pensar que ahí X estaría tan velludo como en el pecho, pero afortunadamente estaba perfectamente afeitado, lo tomó en sus manos, dando una furtiva mirada a su esposo y luego hacia arriba, a los ojos de X que la miraban con una sonrisa expectante, su mano se deslizaba y el miembro se empezaba a lubricar, lo acercó a su boca, dándole ligeros besos, se animó a pasarle la lengua en toda su extensión notando una inmediata reacción en el miembro y en todo el cuerpo de X, repitió la acción un par de veces más hasta q sin previo aviso lo metió en su boca casi por completo, manteniéndolo ahí mientras movía la lengua, escuchó un gruñido de satisfacción, lo sacó despacio y lo volvió a meter, jugando con las sensaciones que provocaba, dejándose llevar por sus instintos.
X está en las nubes, sorprendido por la iniciativa tomada por Pilar y por lo bien que realiza esta caricia y más sorprendido aun al mirarla y verla sonreír sin dejar la acción, pasan así un buen rato y X siente que no va a soportar mucho tiempo más, a pesar del placer, recuerda lo conversado y el acuerdo aceptado por él, así que muy a su pesar baja la mano de la cabeza de Pilar a su mejilla y la acaricia. Ella levanta la vista y se miran a los ojos, no necesita escuchar nada y entiende y agradece el aviso, con una última caricia con su lengua, retira el miembro de su boca, se sienta en la cama y aprieta el pene entre sus senos, esta tan húmedo de saliva que se desliza sin problema, generando nuevas sensaciones.
Carlos vio extasiado a su mujer haciéndole sexo oral a X, ya sin timidez ni vergüenzas, solo dejándose llevar y provocando un mar de placer en el hombre que tenía delante, lo sabía bien porque eran años de disfrutar de su mujer y sabía de lo que era capaz y lo que estaba sintiendo. Notó la caricia en la mejilla de ella que le hizo levantar la vista y retirarse, dejando el pene brillante de saliva latiendo a punto de acabar. Ella se sentó en la cama y vio como los senos de su esposa abrigaban entre ellos el pene duro y brillante q se deslizaba con facilidad a causa de la humedad que traía, ella apretaba sus pechos, sin dejar de mirar a X que con los ojos cerrados disfrutaba los últimos momentos antes de su orgasmo.
Pilar tenía el miembro entre sus pechos, estaba sumamente excitada por la situación y sabía que no tardaría en acabar, el ayudaba con movimientos de penetración que hacían que la punta asomara entre sus senos hasta que lo vio tensarse, retroceder y apuntar a sus pechos donde descargo todo su deseo contenido en forma de semen caliente que manchó sus pechos y pezones, miró a su esposo quien se había erguido en el asiento para ver con claridad como la eyaculación la bañaba, entre gemidos de X y suspiros y risas de ella, que lo cogió y acaricio un poco más sintiendo como perdía fuerza.
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