Miedo a las alturas, pero sobre todo a la tuya, a subir tan alto que luego la caída me deje rota, más de lo que estoy.
Pero quiero subir, para poder llegar a perderme en tu mundo.
Perderme en ese peligroso desierto marrón, como tus ojos.
Perderme en ese laberinto de seda rosada, como tus labios.
Perderme en aquel tranquilo mar en calma, como tu mirada.
Perderme en ti.
Que cuando consiga llegar a lo más alto, sean tus brazos los que me rodeen para no caerme y que sea la paz que me transmites la que me calme.
Que a pesar de que haya veces que intente mirar al vacío sea tu mirada la que me salve.
Que cuando me tropiece y me quede al borde del precipicio, sea tu compañía la que haga que no caiga.
Mantenernos en las alturas rozando las nubes, querernos tanto que podamos llegar a vivir en ellas y aunque el viento nos azote con sus caprichosas ráfagas, que seamos tan firmes como las raíces de aquel roble que con esfuerzo y paciencia desarrolló su fortaleza.
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