Se me dificulta explicar lo mucho que te admiro. Soy tu fan número uno, eres mi ídolo y mi razón de existir. Ni te imaginas cuánto te amo, incluso si en ocasiones no lo demuestro con palabras. Siempre has sido mi todo, esa persona especial con la que puedo pasar un rato ameno sin aburrirme. Disfruto escuchar tus anécdotas de vida y reír de nuestras jergas.
Te agradezco por traerme a este mundo. Es el mayor regalo que me has dado. Darme la oportunidad de experimentar la vida, a pesar de que ésta no sea perfecta. Los momentos contigo son especiales. Siempre estuviste presente, luchaste por darme lo que necesitaba cuando nací, te aseguraste de que creciera sano y fuerte, me cuidaste en la enfermedad y tristeza, me abrigaste durante el frío, me deseaste las buenas noches cuando dormía en tu regazo y sobre todo, nunca me negaste ese calor y amor genuino que sólo una madre sabe brindar.
Tomaste el rol de padre y madre. Mi total respeto y admiración de por vida. Dudo que haya alguien más fuerte mental y físicamente que tú para afrontar los retos que aparecieron en el camino. Aprecio con mi corazón cada madrugada en vela debido a mis llantos y sin importar que debías ir a trabajar al día siguiente.
Sé que nunca pensaste en rendirte ni quejarte por lo duro que era criarme. Al contrario, estoy convencido de que yo era tu mayor motivo para seguir luchando cuando el cansancio ya hacía estragos. Gracias, porque tu sacrificio valió la pena; cambiaste tus prioridades, renunciaste a tus amigos para cuidarme y te encargaste de que yo fuera un hijo de bien. Y lo lograste, todo tu esfuerzo dio frutos. Por ti, haría lo que fuera, te amo más que a mí. Estaré agradecido contigo todo el tiempo.
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