He sentido un tic nervioso
flotando entre los pliegues de tus belfos,
bella alazana,
y me has pedido que suba poco a poco
por tu grupa hasta el lomo
que corona la altura de tu estampa;
lo he hecho medio absorto entre suspiros,
acariciando con dulzura
la figura de tu rojo terciopelo
Me insinúas entre suaves contoneos
que te libre de ataduras y te lleve de paseo,
que te hable de caricias,
de este amor que por ti siento y,
mientras trotas quedamente,
que susurre con mis labios en tu nuca
esos sueños que con tanto ardor deseo
Ya sabías, mi alazana, desde hace años,
que el relincho que insuflaron tus ollares
nutrirían el tono de mis besos
para hacer de ambos la fusión
de un solo cuerpo en un solo corazón,
de este loco corazón tan desbocado
Has oído con paciencia mis quimeras,
has notado mis latidos en carrera,
te has parado por segundos
cuando así lo has deseado
descansando nuestro esfuerzo hasta la meta,
pues me dices que el galope loco lo envilece
porque olvido la noción del sentimiento
y convierte en vil placer las sutilezas
Hoy me has dicho que estos años
paseando por el parque de la vida
son muy poco y demasiados,
que has temido que esos tiempos ya pasados
han servido para verte de otro modo,
que te olvido, que me escapo…
Mas no temas en mi mente tal descuido;
seguiremos paseando por el parque,
yo a tu grupa, tú a mi lomo, bella alazana;
subiremos a la cima al trote lento
que nos dejan ahora nuestros años,
yo a tu lomo, tú a mi grupa,
y en el sitio más sincero y recoleto
soñaremos desde allá el bello hechizo
de este amor que tanto nos embarga…
Hasta el fin de nuestros días, te prometo
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