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Di el salto, como dije fue triste, ese día derrame lágrimas tan reales que las notaba una a una bajando por mi cara mientras estaba en el aire apunto de finalizar ese gran salto.
Y hasta que no pise tierra, no pude sentirme segura, no pude saber dónde estaba pero sobretodo no pude saber quién era.
Tuve que alejarme y valorarme para conseguirlo pero la parte más difícil es la que viene ahora es el seguir entrenando día a día para poder saltar más alto aún. Es quererme a mi misma.
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