Cuando hay intención buena
todo marcha, nos mejoramos,
nos impulsamos, nos hacemos más humanos.
Por eso es tan importante
que fragüemos hábitos de honor,
de belleza, de solidaridad,
de mancomunión, de entereza,
de hermosura solidaria.
La vida es un tránsito
que merece la pena en grupo.
No nos quedemos,
no nos quejemos,
no nos veamos en el todo
que nos perjudica en lo absoluto
y también en lo relativo.
Busquemos el jugo
de la entereza, de la voluntad,
de la cercanía, de la confianza,
y no permitamos que nadie apague
la hoguera del corazón,
que nos contenta y despeja.
Neguemos las directrices perniciosas.
Somos capaces de una transformación
que nos puede realizar como personas.
Indaguemos, consolidemos los engranajes.
Todo irá en la debida dirección.
Pensemos en una linda intención
y desarrollemos esa tarea jugosa
de comprender lo propio y lo ajeno.
La empatía, no lo olvidemos,
nos salva de muchas cuestiones.
Avancemos.
Juan Tomás Frutos.
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