Un hombre peculiar da vueltas por un mercado. Hace curiosos comentarios a los dueños de los puestos. Así, frente a un tenderete de libros usados apostilla:
?Me resulta pesado un libro de una libra.
Delante de un hombre que vende dibujos y pinturas:
? ¿Colgaría alguien un cuadro en una cuadra?
Alguien vendía cordeles. Para él tuvo estas palabras:
?Ante un hombre en el agua, un hombre cuerdo arrojaría una cuerda.
Cuando llegó a un puesto de pescados:
?No se le pueden poner puertas al puerto.
Su última visita la realizó frente a la carnicería
? Más que plata prefiero algo en el plato… ¡Vaya cara, eso es muy caro!
A lo que el carnicero le dijo:
?Si quieres comprar, bien. Si no llevas dinero ¡vete!
Nuestro impertinente respondió:
? Has dado en el blanco, no tengo blanca.
Un guardia jurado que pululaba por allí, cogiéndolo del brazo lo echó mientras voceaba:
?Tú, para desayunar, te has fumado un porro, así que… ¡A LA PORRA!!
Fuera del mercado el hombre concluyó:
?Me hubiera llevado medio pollo, pero nada de…la hembra.
CONCLUSIÓN
Es evidente que, en español, el significado de una palabra varía en función de que sea en masculina o en femenina, pero hay casos que resultan sangrantes. Verbi gratia:
El zorro es un animal, pero una zorra es…otra cosa
Un golfo es un accidente geográfico, una golfa no.
Un perro es un can, una perra no.
Un hombre público es un político, pero no llames nunca «mujer pública» a una fémina que dedica su vida a la política.
No quiero extenderme más. Mis sagaces lectores encontrarán otros ejemplos.
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