HOWLING (AULLIDO) 1-3
Quedaron en verse al día siguiente para pasear. Jennifer se sentía atraída por Izan, no sabía porque, pero sentía que lo conocía. Poco a poco se fueron acercando uno hacia el otro, hasta tal punto, que ya contaban las horas, cuando se separaban para volver a encontrarse. Un día Jennifer decidió presentárselo a sus abuelos, cayéndole bien, otro día, el a sus padres, dándose cuenta enseguida que la chica de la que estaba enamorado su hijo era Jennifer. Cuando Izan volvió de acompañar a Jennifer a su casa, sus padres se sentaron a hablar con el diciéndole; hijo tienes que contarle cuanto antes que eres hombre lobo, de lo contrario cuando lo descubra se asustara dejándote.
Izan les pidió permiso a sus padres para pasar el invierno en Quebec y estudiar cerca de Jennifer. Sus padres aceptaron.
_ Izan; Jennifer ¿puedes salir, un momento? Tengo que contarte algo.
_ Jennifer; voy. Dime, ¿ocurre algo?
_ Izan; ¡noo! Solo quería decirte que me quedo aquí, que no vuelvo con mis padres este invierno, estudiare el último año que me queda contigo.
Jennifer se puso muy contenta abrazándolo. Pensó que así estarían más unidos y pasarían más tiempo juntos, pues no le gustaba la idea de tener un novio lejos y solo saber de el por carta.
Mientras tanto, la que iba a ser prometida de Izan, estaba muy enfadada con los dos, sobre todo con Jennifer. Elisa que así se llamaba, sentía que le habían robado a su lobo, a su macho y planeo un plan para que Jennifer se asustara y lo dejara. Ella no creía que Izan estaba prendado de Jennifer, ella se convenció que no habían tenido tiempo de hacer el amor, ni que le hubiera salvado la vida. Sus padres le habían contado que cuando un lobo hacia el amor con un humano, este pertenecía hasta su muerte al humano, si por alguna casualidad el humano moria o dejaba al lobo, el lobo nunca podría volver a convertirse en lobo, teniendo que dejar la manada y el lobo muriendo en la mas absoluta soledad, pues caería en una melancolía donde moriría de pena.
Pasaron los días, semanas, meses, cada vez se sentía más atraído uno hacia el otro. Izan la deseaba como nunca había deseado a nadie, ni siquiera cuando lo dejaron cazar por primera vez con todos. Si, se habían besado y se habían tocado, pero Izan quería estar seguro antes de pertenecerle a su amada, Jennifer para siempre. Era mucho lo que estaba en juego, ¡toda una vida, su vida de lobo, su vida propia!
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