Rumiando temores, propios y extraños
Evitando los careos que puedan hacer daño
Guardando la caja de las emociones más bellas
Pretoriano y custodio de todas ellas
Que como detonador a punto de estallar
La furia contenida te intenta reventar
Rompiendo con ello, tu serenidad
Por las ganas de liberar toda tu verdad
No reprimas, no sortees
Que todos descubramos lo que tú crees
Y ver reflejados en tus serenos ojos
Lo bueno o lo malo, que aunque duela me acojo
Libera la espita que te hace sufrir
Y refresca el sendero que te queda vivir
Golpea la mesa de tú palpable cimiento
Y echa la amarga saliva que ceba ese abatimiento
Verás como el dolor se reduce y la mente se afana
El escozor remite, mientras haya un Nirvana
Que volvamos a disfrutar de tu amplia sonrisa
A tú paso, a tú ritmo. Yo, ya he dejado atrás las prisas.
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