A través del Estado Intermedio (Cuarta Parte)

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Encrucijada

No sabría decir si se trata de un pueblo, una ciudad pequeña, o un laberinto de calles dispersas sin sentido. Encrucijada es un lugar donde confluyen todos los destinos de los seres sintientes. Todos pasamos por allí, pero cada uno percibe esa realidad de forma diferente.

Pueden ser múltiples escenarios donde nos movemos con un cuerpo mental, sin preocuparnos cómo somos físicamente. Con sentir un cuerpo es suficiente.

Mi experiencia se desarrolla como si estuviera en un pueblo. Muchas personas deambulan por las calles, entran y salen de edificios, de bares con terrazas, de tiendas con productos inexistentes. Hacen que beben, que comen, que hablan con alguien que no está. A veces me parece un decorado donde la gente ensaya para la vida de verdad.

Tengo la suerte de recordar que vengo de una vida antes de esta estancia aquí, aunque no tengo ningún detalle, solo la sensación certera de que he vivido otra vida.  Recuerdo por ejemplo que el maestro decía que existen hechos en nuestra existencia desvinculados de la  memoria neuronal. Estos acontecimientos vividos en algún momento de nuestras vidas pasadas o futuras, no se almacenan en el cerebro, si no que trascienden a otro nivel incomprensible para nuestro estado de conciencia. Lo más parecido a esta experiencia son los pensamientos que se manifiestan como déjà vu.

En Encrucijada las sensaciones son más livianas, los movimientos más rápidos, la mente funciona a una velocidad superior, también los recuerdos son más breves, como huidizos. No hay reloj ni tiempo que medir, no hay oscuridad. Solo luminosidad en todo momento, sin un hoy ni un mañana.

Todos los acontecimientos se desarrollan en las calles; alrededor del pueblo solo hay desierto rocoso con arena rojiza y amarillenta. Cuando entras en el pueblo los edificios se van desarrollando sin fin, parece que vuelves al mismo sitio pero algo ha cambiado. La única referencia son los nombres de las calles. De las seis principales surgen sub-calles y callejones, plazas y rúas que forman una especie de laberinto cambiante.

Levanté la vista y leí en la placa: Calle Revisión, pero no me atreví a entrar, la sensación era de rechazo. Alguien apareció en ese momento y dijo que no se podía entrar en la calle, solo salir de ella. En el otro lado existen seres que han sido asesinados en este estado, cuando aún no habían nacido. Si te matan en este mundo intermedio regresas por la calle Revisión, un lugar donde se valoran todas las acciones de tus tres últimas vidas. Puedes estar viviendo en esa calle por mucho "tiempo mental" de recorrido lento.

Seguí vagando sin dirección, buscando la calle amarilla, ya que sabía que por ahí se iba hacia una vida humana. Sin embargo, fui a parar a la calle Naraka, la que lleva al los infiernos más horrorosos que existen. No entré, pero me quedé en una terraza cercana, desde donde podía ver a todos los que entraban. Parecían alegres, pletóricos, como si les hubiese tocado algo valioso.
Iban hacia su naturaleza, pensé.

Me alejé buscando algo más afín a mi estado. En realidad, buscaba lo mismo que todos. Juntarnos los más parecidos, los que sentimos igual, como una necesidad de reconfortarnos en nuestro comportamiento, sea cuál sea.

Crucé las calles buscando nombres reconocibles: Avenida Central, decía la placa de mármol. Miré de izquierda a derecha y estaba animado, muchas terrazas y gente, incluso algún coche silencioso circulando lentamente. La imagen resultaba relajante, pero muy artificial, nada natural. Las escenas parecían sacadas de una pantalla y yo dentro de ella. Incluso miré por si en en algún lugar había espectadores viéndonos a nosotros como una película.

No me atreví a cruzar la calle, el otro lado parecía cerca, pero a veces se movía alejándose y haciendome dudar. Seguí recto por la calle hacia un grupo de gente que hacían cola para entrar en un callejón; pregunté que había allí y me dijeron que en el número seis, estaba la "Oficina de la Sección XXIII de Oficios en el Estado Intermedio". Parece ser que si trabajas en algo, como camarero, o dependiente de una tienda, e incluso de guía, acumulas méritos para tener un tránsito más rápido. Di media vuelta y continúe por la avenida leyendo los letreros de las calles por donde iba pasando.

Registro Municipal, leí en un gran mural de piedra, encima de una enorme puerta negra. Pensé si podría entrar, miré a mi alrededor, pero no había nadie. Subí por las escaleras y abrí la puerta. El interior era inmenso y olía a libros viejos; no había nadie, o eso parecía, hasta que escuché carraspear a alguien en la sombra de las estanterías. Dió un paso adelante y una persona alta, de piel oscura, como azulada, emergió a la luz.

Nos presentamos, aunque yo no logré identificarme a mí mismo y no di ningún nombre, él dijo llamarse Sunil, de la "Familia de los Interinos" y preguntó que hacía allí. La verdad, no supe que contestar; tampoco quería decir que estaba curioseando. Levanté los hombros intentando decir que "ni idea". No insistió, pero empezó a contarme que era aquel lugar:

- En estás estanterías que ves están archivados todos los seres que han pasado por aquí desde el inicio de Encrucijada - dijo.
"Sin embargo, nadie sabe dónde está o dónde es el inicio. Se pueden consultar los archivos, pero nunca hemos llegado a los primeros, es como si no existieran. Siempre se encuentran más archivos, como si no hubiera un final".

- ¡Vamos a buscar el tuyo! - exclamó
- Pero no recuerdo quién soy - contesté
- No importa, el disco nos llevará sin equivocarse - respondió levantando la mano como si llamará un taxi.

Al momento apareció un disco luminoso levitando a un metro del suelo, subió y yo le seguí. Nos desplazamos suavemente por los pasillos que se iban iluminando poco antes de pasar. Después de una sensación temporal considerable, paramos delante de un cajón que se abrió y desplegó un sin fin de folios con apariencia de documentos. Sunil los consultó y e hizo gestos de aprobación, como dando la impresión de que la información era pasable.

- ¿Quieres trabajar para la familia de los Interinos? - me preguntó de repente.
"Conocerás el sentido de este lugar y aprenderás a dirigir tu existencia. A cambio te enseñaremos a recuperar "memoria", eso te aportará estabilidad y conocimiento. Recordarás experiencias y avanzarás por el camino correcto".
- ¿Qué dices? - preguntó mirándome fijamente

En aquél momento pasaron por mi mente recuerdos que nunca hubiese creído que estaban en mí, identidades que eran yo, aún sin saber quién soy ahora. Podría parecer confuso, pero tenía muy claro que aceptaría la oferta de Sunil.
- ¡Sí! - dije

Y así empezó mi relación con la familia que ya había trascendido este universo de realidad, alcanzando la Consciencia de Iluminación. Recuperé parte de mi memoria atemporal, por eso tengo recuerdos, en la vida, en el estado intermedio y más allá.

 

 


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