Las consecuencias del Amar.

Las consecuencias del Amar son muchas y puedo enfilar otras más.

Como cuando me quedo con cara de estúpida en sorprenderme en pensar en su presencia, o como cuando suena alguna alarma traicionera (por cuanto se hayan borrado los datos) que te avisa que hoy es su cumpleaños, y viene de pensar: ¿y yo? que hago ahora con esto?

Cosas así llevan lejos, hasta el impulso de volver a contemplar esa foto. Esa, con algo  de especial que te entra como un puño en el estomago y te obliga a ese gesto, algo como si dibujara una coma en el aire, como a decir que te quiero.

Uso el presente porque las consecuencias son el camino hecho hasta aquí paseando por  nuestras profundidades. Sin avisar, la frialdad con la cual hoy miramos los hechos pasado, tira casi al despiadado, alimentada por la razón y la lógica de lo ocurrido. Pero a veces imágenes atrapadas en la retina de mis ojos,  olores imprimido en mi piel o algo escrito en mi cuerpo, son las consecuencias del Amar.

Te lo conté, sí, que cuando me silba la oreja izquierda es que tú me estas pensando. Y lo comprobamos que funcionaba. Cosas así hacen bien al corazón. ¿Y qué decir de la "giraffa", con dos efe? La escultura que marca el comienzo de la Rambla de Catalunya, la coqueta, la misma que habló con el "Cupido Borracho", que nos enfiló con una flecha de rebote. Un maravilloso rebote empezando por tu perfume mediterráneo.

Una de las consecuencias del Amar es que uno se enamora. Y si lo pensamos bien, no hemos tenido ninguna elección. En cuestión de segundos algo se apodera de nosotros, venimos abducidos y aspirados a otra dimensión,  provocando sensaciones que se amontonan en mis recuerdos.