Angeles y Demonios (Jose Maria y Miriam 1 de 3)
Por Merced 54
Enviado el 08/03/2023, clasificado en Ciencia ficción
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ANGELES Y DEMONIOS
(1-3)
José María y Miriam
Miriam se fue directa al aeropuerto, se subió al avión y una vez que encendieron motores, metió la mano en el bolso y saco la carta. Empezó a leerla, conforme pasaba de reglón a reglón, e iba mirando las letras, se le iba cayendo las lagrimas. Como no daba crédito a lo que ponía, empezó a leerla desde el principio otra vez:
Hola mi amor, te llamo así porque ahora acabo de darme cuenta, que lo que me lleva a tomar esta decisión es mi gran amor hacia ti. Solo te voy a poner unas líneas muy cortitas, donde te dé una explicación de lo que está pasando. Mi vida, estoy enfermo, hace un mes me diagnosticaron Sida ya avanzando rápido. Si esto sigue a este ritmo no me queda mucho tiempo de vida. No quiero que me veas consumirme y mucho menos , me recuerdes enfermo, es más si lo hubiera sabido, no te hubiera permitido conocerme de este modo. ¿Por qué te estoy dando esta carta contándote esto ahora? Debes de estas haciéndote esa pregunta. Muy sencillo mi amor. El que hayas venido a verme, conocerme, creo que te lo has ganado o por lo menos creo que te lo debo. Te debo esto que te estoy diciendo. Te lo estoy escribiendo mientras tu estas esperándome al otro lado de la puerta. El dejarte marchar, me está costando un mundo, el dejarte partí es lo mejor que estoy haciendo en esta vida por otra persona, prefiero que sufras mi perdida ahora, que tener que cuidar a un enfermo y verlo partí, en sus peores condiciones. Créeme, yo vi a mi hermano y he decidido que esto es lo mejor para los dos. Te deseo que tu vida te traiga muchas alegrías y que me puedas olvidar pronto. Se despide alguien que siempre te querrá.
José María
Miriam no entendía lo que estaba pasando. Sabía que esa enfermedad era muy rápida, que no era conocida y que estaban empezando a investigar sobre ella. Durante un tiempo solía leerse las cartas una y otra vez. Siempre era muy tierno, nunca le falto el respeto, ni le dijo nada obsceno, jamás le hizo ruborizar de ningún comentario. Siempre fue muy educado, Siempre terminaba diciéndole, tengo la sensación de que tu y yo siempre hemos sido de algún modo muy cercanos. Parece como que te conozco de muchísimo tiempo. Cuando me pongo a leer tus cartas, me suena como que son repetidas en mis oídos. Miriam me haces ponerme tierno y me relajas un montón.
Pasaron los días, las semanas, los meses y cuando menos cuenta se dio , ya había pasado un año y con el tiempo también el dolor. Miriam se había dedicado solo a sus hijos y al trabajo.
Un día paseando le pareció ver a José María, otro día llamaron a la puerta, miro antes de abrir y le pareció verlo. Abrió y no había nadie. Cada vez las apariciones empezaron a ser mas seguidas, otras escuchaba llamarla como lo hacia el por carta.
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