OASIS (Océanos Invisibles 1-1)
OASIS
Océanos Invisibles (1-1)
Se llamaba Adara, era hija única. Sus padres ya eran mayores cuando contrajeron matrimonio. Con el tiempo, decidieron ir a tener descendencia, pero con el trascurso de los días, se dieron cuenta que no venia. Fueron al médico, probaron todo lo que les propuso el ginecólogo, pero sin éxito. Decidieron intentar adoptar, pero también fracasaron. Miraron lo que le podían costar alquilar un vientre, le salía muy caro y no teniendo medios económicos tan elevados, desistieron de seguir adelante.
Vivian cerca del mar, siempre había escuchado historias sobre los dioses de los 7 mares oceánicos. Sobre todo, de la Diosa Yemaya. Aparte de ser la madre de todos los seres de los mares, se decía que era la diosa, protectora del hogar y la familia, de los barcos y pescadores. Amorosa con su familia, compresiva, justa en cumplir la ley de los mares, tímida, solidaria con la mujer que no podía engendrar y tener descendencia y divinidad de la fertilidad de la mitología Yoruba.
Su familia era de Croacia. Sus gentes creen mucho en leyendas de los seres marinos. Suelen contar muchas historias sobre sirenas que se enamoran de pescadores, atrayéndolos a las profundidades marinas, convirtiéndolos en sus parejas. Se dice que en las profundidades, hay unas cuevas, donde suelen ser pasadizos a otras dimensiones paralelas, donde pueden vivir sirenas y humanos juntos.
Su madre, viendo que no engendraba, que pasaba el tiempo y cada vez se veía más mayor, decidió hacer una ofrenda a la diosa Yemaya y pedirle ayuda. Un día se dirigió al mercado, compro fruta, unas aves y velas. Después se dirigió a una cueva llamada; la cueva Azul. Busco un sitio llano, tranquilo y fuera a la vista de cualquier curioso y empezó a hacer la ofrenda. Se tiro dos días, con sus respetivas noches. Al tercer día ya entrada la noche, no pudo mantenerse despierta, quedándose dormida.
Estando dentro de un sueño profundo, vio a una mujer muy hermosa, con cabellos dorados, ojos azules, (como las aguas), trasmitía tranquilidad en su presencia. Llevaba un vestido largo ajustado de color verde, la tela era como si estuviera formada de muchas escamas, su cabello era rizado hasta la cintura, con un recogido a los laos, saliendo un tirabuzón. Que le decía;
--- me llamo Yemaya, soy la madre de todos los seres vivos. La reina del amor por excelencia. La dueña de los siete mares. He escuchado tu plegaria, he sentido tu sufrimiento. Me solidarizo con tu pena, porque soy madre y comparto tu deseo te daré lo que me pides. Solo una cosa te pido, se llamara Adara, la cuidaras, protegerás y le darás todo el amor que necesite. Hasta que yo la llame, para que regrese a mí. Ahora despiértate y vete a tu casa, esta noche haz el amor con tu hombre y mañana habrás engendrado. Deja pasar quince días y harte las pruebas.
Dicho esto desapareció y la madre se despertó, recogió todo y se marcho.
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