Denunciar relato
No quiero mirarte a los ojos. Ni tan siquiera la luz tenue que empieza a colarse por las cortinas blancas puede disuadirme. De haber avistado este danzón de desazones trepándonos, te lo habría dicho y tal vez me estoy mintiendo a mí misma, pero qué más da. No me arrepiento de nada. La vida se siente, sin miedos, sin quejas. Voy a ir recogiendo cada manojo de esto rodándome por el cuerpo. Voy a regalarme al viento, perdona. Me voy a dejar bañar por el mar al sur de lo nuestro. ¿Lo nuestro? Sí, lo nuestro qué extraño se siente el tacto de mi pecho, qué agridulce el sabor de los besos. Hazme un lecho en los sueños por si vuelvo.
Virmared
Cuentos con Aroma de Mujer
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