EvoluZion 13

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Enviado el , clasificado en Ciencia ficción
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Mi compañera dragona aterriza en un alto terrado a una distancia prudencial de las instalaciones a las que nos dirigimos. Resbalo por su costado para desmontar y con su hocico me señala la dirección donde se encuentra la chica.

 

Mai Lyn se acomoda en el suelo para no ser avistada mientras saco mis prismáticos, y agachándome, me parapeto tras la baja pared de obra. Oteo el terreno y enfoco las lentes.

 

El hogar de La Hermandad es un edificio residencial de dos fases a las afueras de la ciudad, modificado a modo de fortaleza contra el asalto de los pequeños grupos zetas merodeadores.

 

Hay una alambrada de espinas y poco después un cerco de madera de un par de metros de altura que abraza el edificio. En su interior se pueden entrever los pequeños huertos instalados de lo que inicialmente fueron los jardines de las plantas bajas y que sirven para alimentar a los supervivientes. Un par de mujeres parecen inspeccionar una de las zonas de cultivo.

 

Y seguramente allí dentro, en alguno de los pisos, habrán montado un sala de hospital con laboratorio.

 

Me sobrevienen pensamientos contradictorios. Por una parte me duele que mis congéneres no me consideren digno para convivir con ellos y poder combatir ésta plaga de seres apestosos hombro a hombro. Han querido borrarme del mapa sin más en pos de sus propios intereses en lugar de tenderme una mano. Por otro lado, en el fondo, me gustaría darles una segunda oportunidad, pero la majestuosa dragona declina la balanza.

 

- "Arrow" - me llama - "Mirar a mí".

 

Giro la cabeza y veo sus grandes ojos verdes.

 

- "Tú no importa a ellos".

 

Tardo unos segundos en aceptarlo.

 

- Tienes razón, pero es que me repatea que los humanos sean así de cabrones.

 

- "Jenn y tú... excepción" - parece sonreír - "Mai Lyn casi morir por flecha de ellos" - entrecierra los párpados.

 

Agradezco su halago con un guiño.

 

- Sacaremos a Jenn de ahí y nos "comeremos" a esos cerdos con patatas - le prometo.

 

- "¿Arrow es caníbal?" - echa el cuello para atrás sorprendida.

 

- Es una metáfora - me divierte su pregunta.

 

- "¿ Metáfora se come también?" 

 

- Eeeeeh no - desisto en explicarme - No soy caníbal.

 

El cielo se tiñe de añil paulatinamente y las estrellas comienzan a brillar en el firmamento. Es la hora de la fiesta. Voy a llamar a filas a un improvisado y hambriento ejército.

Prendo la mecha y bajo con prisa los escalones del colegio hacía la nave industrial donde se halla escondida mi cabalgadura aérea. En mi carrera encuentro un joven caminante perdido y harapiento, del cual me deshago rápidamente con un certero golpe de machete en su cuello, evitando que pueda dar la voz de alarma. Oigo como su cuerpo besa la hierba sin volver la vista.

 

Poco después llego al punto de reunión, abro la puerta de metal de la vieja fábrica en la que había trabajado una temporada, y la cierro al tiempo que se escucha el primer estruendo iluminando el anochecer. 

 

- Espero que funcione - le hablo a la dragona con mi espalda apoyada en la puerta.

 

Ella resopla y echo el pestillo.

 

- No te muevas, Mai Lyn - le advierto.

 

Luego me dirijo a la escalera metálica que asciende a la pequeña oficina, por cuya ventana voy a disfrutar del espectáculo pirotécnico que he dispuesto. 


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