ESTUDIANTE Y MODELO

Andrea, joven estudiante en la escuela de arte, comparte piso para pintar, como si de un estudio se tratara, con tres mujeres mayores que ella, aficionadas a la pintura, conocidas de su madre. Ella va un par de mañanas a la semana, las otras mujeres van tres o cuatro días. Andrea, además de asistir a la escuela, trabaja en un local de pizzas a media jornada porque se ha independizado, aunque sus padres le pasan una renta mensual. Además, no le cobran alquiler por el piso en el que vive, que es de su propiedad. Un día, Andrea les dice a sus compañeras de piso en el que pintan que tiene que dejarlo porque han cerrado el local de pizzas y tiene que reducir gastos. 

Antes que pintar he de comer y paga los gastos de mi casa. Rosa, una de las mujeres, le propone posar para ellas y a cambo que no pague por el alquiler que comparten.

- Quid pro quo, lo uno por lo otro -le dice.

- Ya sabes que pensábamos contratar a una modelo para dibujar el cuerpo humano -le recuerda Olga. Andrea no sabe al principio qué responder, pero luego alega que le daría vergüenza posar desnuda.

- No seas tonta, somos mujeres -le replica Teresa.

Andrea se decide a aceptar la propuesta, así no deja de pintar, porque la casa de sus padres en la que vive es muy pequeña y allí no puede instalar los bártulos de la puntura. Tiene más de una docena de lienzos de todos los tamaños y varias maletas de pinturas de todos los colores y matices. Rosa, la más atrevida de todas las compañeras, le pregunta si se depila el pubis. A Andrea le sorprende la pregunta, y al cabo de unos segundos responde que algo sí.

- Déjatelo crecer, nos gusta el coño con algo de pelo, es más natural -remata Olga.

Andrea, avergonzada, asiente con un gesto de la cabeza.

- Queremos pintar "el origen del mundo", de Gustave Courbet -le informa Teresa.

- Lo conozco -dice Andrea.

A Olga se le ocurre que Andrea se desnude para comprobar la idoneidad de su cuerpo como modelo.

Teresa y Rosa se muestran de acuerdo.

- Así vas perdiendo la vergüenza -le anima Rosa.

Andrea se sorprende a sí misma al sentir que no le importa mostrarse desnuda ante ellas y se quita toda la ropa en un pis pas. Descubre que le excita exhibirse.

Las tres mujeres la miran atentamente, le dicen que se dé la vuelta para apreciar mejor su cuerpo y después juzgan que como modelo es perfecta. 

- Espero que, como en el cuadro de Courbet, no se me vea la cara -dice Andrea.

Dos semanas después es la fecha para hacer de modelo. Sobre la cama de una de las habitaciones, Andrea se tiende desnuda. En el pubis exhibe casi tanto vello como en el cuadro original, aunque sus pechos son algo más pequeños que los de la modelo de Courbet y el cuerpo más delgado. 

Las tres mujeres empiezan a dibujar en sus lienzos y de repente aparece en la habitación un viejo con un cuaderno grande de dibujo. Andrea se incorpora asustada y se tapa con las manos los pechos y el pubis. 

- Es mi padre, espero que no te moleste su presencia, es buen dibujante y sólo te mirará como modelo, sin excitarse -le anuncia Rosa.

Andrea se lo piensa un poco y luego vuelve a la postura. La presencia del viejo la excita y abre un poco más las piernas para que pueda ver su coño en todo su esplendor. Las tres mujeres se percatan de la acción y Olga le pide que separe más las piernas.

- Espero que no os incomode que me masturbe -les dice Andrea.

Ellas y el viejo dicen que no y presencian con gran atención cómo se masturba, se frota el clítoris con los dedos, gime de placer, se mete cuatro dedos en la vagina, se acaricia los pechos, se dilatan sus pezones y grita. Después, ya tranquilizada Andrea, ellas y el viejo vuelven a dibujar.