Segundo viaje de Amber Suit al Himalaya
Por Luis R.
Enviado el 29/04/2023, clasificado en Ciencia ficción
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Amber Suit subía por una carretera llena de barro, a punto de coronar el Randung Pass (5530 mts. de altitud) en dirección norte. El conductor no dejaba de maldecir en voz baja, vigilando el deshielo que había roto el asfalto y las grietas amenazaban con deshacerse al paso del Jeep Mahindra.
Poco después de atravesar, el lama guía dijo que bajase del coche para continuar a pie. Amber calculó y pensó que no habían descendido más de mil metros. Así que, andar a esta altitud iba a requerir un gran esfuerzo. Bajó del Jeep y cogió su mochila; el lama iba delante a buen ritmo. El coche quedó atrás y al poco ya se veía en marcha por la ruina de carretera. El día era luminoso, limpio y con un cielo azul que sólo es posible ver aquí arriba. Suerte que iban en descenso, aunque pensó que a la vuelta sería más difícil.
Después de andar seis horas bajando por caminos montañosos, llegaron a un pequeño valle donde se apreciaban algunas casas entre la vegetación y algún curso de agua que fluía de la montaña. Poco a poco fué viendo cultivos de cebada y patatas, también había bancales de plantas de lúpulo, este último destinado al mercado de Delhi. En las pocas casas que había vivían unas cuantas familias, no más de cincuenta personas.
Un poco alejado de las casas y construido entre las rocas estaba el "Monasterio de la Ilusión", casi desconocido en la región. Al principio no lo veía, allí sólo había una pared de rocas rojas que se extendía por un camino angosto hacia una arboleda. Pero el lama se dirigió hacia la pared, donde esperaban otros religiosos envueltos en sus túnicas de color granate y azafrán.
!Allí no había nada!
Pero de repente, sin saber cómo, la pared tomo vida propia, con movimiento y forma. Dónde antes sólo había roca, ahora hay unas columnas rojas a ambos lados de una gran puerta, ornamentada con todo tipo de símbolos desconocidos. Nada que ver con lo que conocía de la escritura tibetana. Más tarde, Amber supo que se trataban de hechizos de protección, que proyectaban una pared de rocas y dejaba al Monasterio invisible.
Por eso, pocos lo conocían y los que se habían aventurado a curiosear por los alrededores, eran rechazados por los Tulpas, emanaciones mentales con forma humana, que realizaban labores de vigilancia y trabajos de todo tipo. Estas energías son emanadas por el pensamiento de un lama experimentado y van y vienen a voluntad de su creador.
Amber había estado en el norte de la India, practicando con los lamas de la escuela Bön, el yoga de los sueños y, en sus prácticas tuvo una fuerte conexión con Salgye Du Dalma, una entidad emergente a partir de los sueños de todo humano en este universo. Eso colocaba a la soñadora, en un lugar de gran importancia ante cualquier escuela budista. Su objetivo en este lugar era intercambiar conocimientos de prácticas, para acceder a otras realidades. Ella dominaba el mundo onírico y los lamas conocían una técnica en la que el tiempo se detenía para el que la practicaba.
Ese conocimiento consistía en una "meditación" especial a la que se dedicaba un mínimo de cuatro horas diarias. El practicante tomaba conciencia de un estado mental primordial y el tiempo desaparecía. Es decir, que durante cuatro horas, el lama desvinculaba su vida del tiempo. Eso le permitía tener cuatro horas extra de vida que no había vivido, pero, también podía estar mucho más tiempo en ese estado y no envejecer al ritmo del resto de la gente.
En aquel monasterio perdido en las cumbres del Himalaya, vivían lamas de más de ciento cincuenta años y tenían como objetivo transmitir el conocimiento de la práctica. Los lamas eran famosos por sus largos retiros en soledad.
Sin embargo, alguien podría pensar que las cuatro horas dedicadas, habrían sido un desperdicio al no haberlas vivido. Pero, parece ser que la conciencia tiene experiencias en ese estado. El tiempo y el espacio son fenómenos únicos en este universo, pero existen "puertas" para salir de su influencia. Más allá, la existencia se basa en una Unidad carente de toda forma o definición, solo comprensible si la conciencia está presente.
Cuando el lama vuelve a su estado humano, comprende el sentido de su vida: experiencias individuales únicas, de una diversidad sin límite, en conexión con otras conciencias individualidades. Pero la puerta que atravesó ya la tiene abierta para cruzar cuando su vida finalice.
Lo normal es que la mayoría de las personas en el momento de la transición, tomen el camino de la puerta luminosa, el cual le llevará a un retorno como ser humano. El lama que ha practicado, continuará su existencia más allá, atravesando la puerta que ha utilizado a lo largo de su vida, eso le llevará al estado donde el tiempo y el espacio no existen.
Ambert Suit se instaló en el interior del Monasterio y comenzó la práctica para suspender el tiempo. También enseñó sus conocimientos y sus técnicas en el estado onírico a otros lamas del recinto.
No se sabe el "tiempo" que estuvo allí, pero seguro que consiguió muchas horas extra para su existencia.
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