EL RECONOCIMIENTO : ACEPTACIÓN (2-5)
EL RECONOCIMIENTO: ACEPTACION
(2-5)
Al cabo del tiempo, decidieron volver a la isla. El padrino de Jeremías pidió permiso para poder utilizar el avión hospital para trasladar a su gran amigo de toda la vida. Como había sido militar también, los mandos del ejército no pusieron pegas. Trasladándolo al hospital de Mallorca (Son Dureta), donde trabajaba Jesús.
El padre de Jeremías cogió mucha amistad con Jesús. Jeremías los veía juntos, al mismo tiempo veía a su padre como poco a poco se iba recuperando del fatídico accidente.
Llego el momento de llevarlo a casa. Jeremías tenía miedo por si se daba cuenta de su sexualidad. Pero pensó que mejor así, pues tarde o temprano debería saberlo. Jesús y Jeremías decidieron que se debería quedar un dormitorio solo para él. Jeremías planteo mudarse a otra casa con otro dormitorio, pero Jesús lo convenció de que sería mucho más caro. Jesús le dijo a Jeremías;
--- dejarle tu cuarto. Lo ponemos como si fuera dormitorio y a la vez comedor, todo donde el este cómodo. Tu pásate conmigo y para que te quedes tranquilo, pondremos dos camas , así estarás más seguro, si es lo que te preocupa.
Jeremías acepto. Arreglaron las habitaciones y recogieron a su padre del hospital, un lunes del mes de Febrero del año 1966, después de tres meses, casi cuatro de haber estado ingresado, por fin, le dieron el harta. Con un futuro incierto, pues ni sabían cómo iría, si se enterara de todo y mucho menos , como le iría a su padre vivir sin su único y gran amor, su madre.
El padre de Jeremía y Jesús conforme iban pasando los días, semanas, meses. Cada vez se veían mas unidos. Lo sacaba de paseo, lo llevaba al médico y incluso, le hacía ejercicios para coger fuerza de brazos y tronco. Lo enseño a nadar, aunque le faltaran las piernas. El padre que no perdía punta de nada. Cada vez estaba más atento a todo, pues estaba convenció de que Jesús y su hijo le escondía algo.
Un día en el atardecer, siendo verano y a la fresquita , se fueron de paseo Jesús y el padre de Jeremías, ya que Jeremías estaba envuelto en un crimen, un poco complicado y llegaría muy tarde a casa. Estando cerca del mar, decidieron sentarse en el Dique del Oeste. De ese modo estarían tranquilos y el padre podría encontrar el momento de hablar con él sin que nadie, interfiriera, ni los cortara en medio del tema. Habiendo estado un rato sentados, el padre le dijo;
---Jesús, ¿tienes algo que contarme?
--- No, ¿por qué, debería?
---Jesús, no quiero que te enfades, pero hace tiempo que os observo, a ti y a mi hijo. Creo que ocurre algo entre los dos. Por favor, no me mientas. Te tengo como un hijo mas y me decepcionaría si me enterara de otros o me llegara a los oídos. Te pregunto otra vez, ¿tienes algo que contarme?¿que hay entre tú y mi hijo?.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales