Ahí estábamos, en su casa, disfrutando de un buen vino, entre risas y miradas, muchas miradas.
Ella, de pelo castaño, delgadita, de cara fina, delgada. Pecho normal, muy sensual... y unos labios de muerte. Con una mirada imponente, segura. Una mujer con carácter.
Siempre hemos tenido un tira y afloja. Eso es lo que me llevó aquella noche a su casa... Buen rollo, complicidad, tensión. Mucha tensión.
Estábamos en el salón de su casa tomándonos unas copas de vino, y de repente sonó su teléfono. Salió al balcón a hablar. Era su hermana.
Allí estaba yo, con dos copas de más, observándola. Llevaba puesto un pantalón anchito vaquero, y un top que le dejaba toda la espalda descubierta, e iba descalza.
mm no pude resistir la tentación, así que me acerqué a ella sigilosamente. No quería interrumpir su llamada.
Empecé a besarle el cuello mientras le acariciaba los brazos. Poco a poco fui subiendo hasta llegar a su pecho... podía notar su respiración agitada... se le notaba muy cómoda... demasiado cómoda. Estaba encantada con la situación.
La tenía donde quería... pegada. Justo en frente de mí. Empecé a morderle suavemente el cuello mientras le besaba... y a la vez con las manos, le estimulaba los pezones. Jugaba con ellos.
Ella mientras tanto seguía al teléfono. Había momentos en los que se le entrecortaba la voz. Lo cual me excitaba todavía más.
Sus pezones estaban duros. No pude resistir la tentación y acabé besándoselos. Jugaba con ellos con mi lengua. Yo estaba muy húmeda. La situación me podía. Ella a momentos jadeaba del placer, pero con sutileza... ya que seguía hablando por teléfono con su hermana. Se notaba que la situación le provocaba. Se había creado una atmósfera muy caliente.
Y yo estaba encantada de la vida, ya que la tenía para mí. Justo y donde yo quería.
Después de haber recorrido cada centímetro de su pecho con mi lengua... no pude evitar tocarle su monte de venus... mientras seguía besándole lentamente el cuello...
Ella estaba empapada. Decidí quitarle los pantalones. Llevaba puesto un tanga muy sexy, el cual aparté y me dispuse a comérselo todo. No pude evitar tal tentación. No sé si era por el vino, ella, la tensión que había entre nosotras, el tema del teléfono, o el cúmulo de factores que se dieron. Lo que sí que estoy segura es de que la tenía para mí. Era mía. Y ella no podía hacer nada... eso me excitaba todavía más. Tenía carta blanca para darle rienda suelta a todas mis perversiones, y esa sensación es de las mejores que puedo tener en la vida.
A ella le encantaba que yo la dominara, y a mí me encantaba verla jadeando de placer. Placer que yo le provocaba.
Me sumergí entre sus piernas, y ella no pudo seguir disimulando. La situación le superaba y cortó directamente la llamada.
Me la estaba comiendo entera. Ella se estremecía del placer mientras me miraba fijamente a los ojos y me decía:
- ¡Fóllame! ¡Por favor! ¡Quiero más!
Yo estaba ida. Tenía la cara empapada. La situación me había superado y llegué a tal punto que perdí el norte. Estaba tan excitada que no sabía ni por dónde empezar. Estaba hiperventilando. Sudada, acalorada, desubicada, perdí el sentido de la orientación. Solo quería follármela. Quería verla sometida ante mi....
Así que... le dije que se apoyara en el balcón... y empecé a masturbarle lentamente... lentamente pero duro a la vez. A ella le encantaba.... me pedía más.
El contacto visual me mataba... era lo que más me excitaba. Estar follándomela mientras me miraba a los ojos fijamente diciéndome que le encantaba como me la follaba. Ella jadeaba, jadeaba del placer... y yo.... sofocada, del calentón que llevaba. No me lo podía creer. Era tan grande el deseo que sentía hacia ella que no podía pensar en otra cosa que no fuera dominarla... quería darle lo suyo...quería que fuera mía... tenerla a mis pies...
Rendida, toda dócil... ¡y lo conseguí!
La situación me daba mucho morbo...
Me tumbé en el suelo boca arriba y le dije que se sentara encima de mi boca... y empecé a comerle todo su sexo de nuevo... quería que se corriera, que se corriera en mi boca. Me la estaba follando con la boca, ella hacía suaves movimientos de cadera hacía mi… mientras se estremecía del placer... estaba ida.
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