Hombres 1: Coplilla 1

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De la serie “Hombres

Coplilla 1

***

Me levanto entre dormido, trastrabillo

y con cierto miedo espero

que por mi bien no me coja

ensuciando el cenicero

mi bella dama en la alcoba.

 

Me tiene prohibido fumar

a horas tan tempraneras,

que el tabaco mata el doble

si lo fumas de primeras

en ayunas… ¡y mucho más cerca de ella!

 

Después del primer café,

bien duchado, perfumado y pulcramente afeitado,

repeinado mi tupé a mi estilo campechano,

dispongo de mi corbata

y una camisa planchada de elegante cuello inglés.

 

Tomo aire, tranquilizo, pienso en filosofía,

alzo el cuello y comienzo a maniobrar;

doy un suspiro, me sonrío frente al espejo

y esta vez sí que confío en esa victoria final

que en el arte de esta guerra nunca llegué a alcanzar.

 

Ante el cristal me prometo ser más fuerte yo que él

y acometo el trabajillo con cara de circunspecto;

me acerco hasta mi reflejo para atacarlo bien recto,

por arriba, desde abajo, por los lados… Pero… ¡jo…pé

… el muy pelmazo se calza en el lugar que no es!

 

¡Maldito artilugio...! ¡Insurgente...! ¡Estúpido botarate!

Le doy la vuelta, le tiento, le agarro por el gaznate,

atolondra a mi pulgar por encontrarle el lugar

pero, por más que insisto y lo intento,

una vez más se resiste a aparcarse en su local.

 

¡Caray… qué fobias más raras

le tiene el botón a la entrada de su pareja el ojal…!

 

¡Ay, Dios...! Nada… ¡que no quiere entrar

el puñetero botón de la maldita camisa…!

¡La madre que parió al botón, y para qué las prisas…!


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