Fermín Soto es el Capitán Polla, fue así como llegó a serlo. La tarde se mecía serena, tranquila en Carámbanos de los Conejos, donde son muy sueltas algunas para ciertas cosas, donde nada hacía presagiar los extraños sucesos que estaban a punto de acaecer. Renata Alvargoietxea, baste decir madura, tetona, trasero más que generoso, baste decir una cincuentona depredadora de jovencitos mangueriles. Y baste que esta tremenda dama con el pretexto de hacer unos arreglillos en el pajar, solicitó ayuda al ingenuo de Fermín. De allí salieron los dos, la misma Renata y otro, distinto Fermín, el nuevo héroe que la humanidad demandaba, el inigualable Capitán Polla. Aunque él, esto, aún lo desconocía.
_¡Fermín! ¡Fermín! _¿No has estado tú en el pajar? ¿Con la Renata?
_Sí, hace un rato, en la puerta nos despedimos.
_Pues no aparece, y habría tenido que ir a ordeñar a la Rogelia, que está la Puri encamada.
_¿Puedes ir tú?
_Claro señor alcalde, para allá que voy.
Germán Zambrano, el alcalde de Carámbanos de los Conejos, era un personaje oscuro, huraño. Nadie sabía a ciencia cierta cuando se había instalado en el pueblo, lo que parecía seguro y era vox pópuli, es que era él oriundo de Calzada de la Torre, pueblo vecino del que supuéstamente, por inciertos manejos se le expulsó. Pero ahora es el cacique de Carámbanos, donde hace y deshace a su antojo avalado por el siempre poderoso Don Dinero. Otra cosa, ¿su fortuna? De esto Purificación Brevas tiene noticia, la buena de Puri vive como una reina a costa de chantajear al alcalde, lo tiene hablando claro, cogido por los huevos.
_Fermín, Ferminito... Ferminazo... estás hecho un toro muchachote.
_Señora Brevas _le decía bajando los ojos a la altura de los pies. Imposible de aguantar la maliciosa mirada y mucho menos el abundante y amenzador busto.
_Si, señor Soto, mande usted_ remoloneaba pícara la Puri.
_Le vengo a ordeñar a la Rogelia.
_Pues ahí está _dijo cortante _.Y no tardes, que necesito la leche. Dicho esto dió media vuelta para marcharse, pero volviendo a deshacer el giro le espetó airada. _En buen lío te has metido muchacho.
_No entiendo nada Froggy Frog. Soy un tirillas, siempre lo he sido y ya creía que no iba a catar jamona en la vida. _Como Basilio, el Apuesto, ¿te acuerdas de Basilio Froggy Frog?
_Croac _y el batracio, el amigo incondicional de Fermín Soto, posaba los saltones globos oculares en una mosca despistada.
_Sí, sí, en el pueblo se comentaba que debía ser yo su hijo. Dos gotas de agua decían. _¿Pero como va a ser eso si también se decía que el Apuesto no tuvo nunca relaciones?, o no ha tenido todavía Froggy Frog, que el río jamás devolvió el cuerpo. _¿Te imaginas Froggy Frog?, ¿qué el Basilio se presentase aquí?, ¿ahora...
(Toc Toc) _Croac. Desapareció la mosca y Fermín, paralizado no conseguía apartar la vista de la puerta. (Toc Toc).
_¡Abre! ¡Coño!
_Señor alcalde... señor alguacil.
Los cargos presentados contra Fermín Soto, varón de veintitrés años, soltero, vecino de Carámbanos de los Conejos y sin ocupación estable que se le conociera, fueron los siguientes: Allanamiento de morada, intento de robo con intimidación y agresión sexual con ensañamiento. La denunciante, Purificación Brevas. Al mismo tiempo adquirió la condición de principal sospechoso en la misteriosa desaparición de Renata Alvargoietxea.
Sabíamos de la Puri y del chantaje de ésta al Germán, el alcalde. No se fiaba él de la palabra de la elementa que suponía y suponía bien, falsa. No queriendo llevar el asunto demasiado lejos, al menos en lo tocante a los problemas que a él le pudieran acuciar, meditó con la almohada y esa noche se durmió embelesado con la feliz trama de un plan maestro. Muy de mañana, envuelto en las sombras de las primeras luces, deslizándose por las callejuelas de Carámbanos Germán Zambrano aporreó una puerta. La misma tras la que unos instantes después y sobresaltada sobremanera, Purificación Brevas hacía una grotesca aparición. Cubierta por un minúsculo sostén y un tanga diminuto, las carnes desparramadas y escopeta en mano maldijo a todos los dioses y a todos los santos, nacidos y por nacer. Entonces vió la cajita con la nota. Fermín la pedía en matrimonio.
La libertad de Fermín Soto fue un acto de generosidad, un íntimo favor, una dádiva que habría de tenerse en cuenta. Alguien así merece al menos, como poco la canonización. Vendrían a decirle a Fermín los salivosos lacayos del alcalde cuando el incauto joven, prácticamente haciendo a cada mención del título, acrobáticas reverencias, abandonó el cochambroso calabozo en el que la noche le había resultado pelín más incómoda y pesada que a su amigo Germán, el excelentísimo.
_Ya los tenemos.
_Bien Germán bien _y colgando el auricular Basilio el Apuesto se partió de la risa. Frente a él, atada y amordazada, Renata Alvargoietxea cavilaba la manera de escapar.
Hay que remontarse años atrás para comprender mejor las casposas motivaciones por las cuales, estos dos gansterillos de tres al cuarto traen de cabeza a sus convecinos. Hubo un tiempo en el que Calzada de la Torre y Carámbanos de los Conejos compartían risas y alegrías, el comercio era fluido entre los dos pueblos y los casamientos frecuentes. Tanta era la aquiescencia y la mutua devoción que incluso compartieron la misma patrona santa Rita, la que si lo da no lo quita. La familia Zambrano, de Calzada, y la familia Quiñones, de Carámbanos, arreglaron en una festividad de la santa el matrimonio de los respectivos hijos, Braulia y Basilio. Y mientras Braulia, fresca y lozana alcanzaba la adolescencia bajo el aspecto de una grácil libélula. Basilio por contra, lo hacía al estilo de los trolls del bosque, ganándose en son de clara mofa, el burlesco apelativo de el Apuesto. Por aquí vino el choque. Sendas familias eran la cabeza visible del poder y la tradición en sus atribulados pueblos, y los Quiñones no toleraron el desplante hecho al hijo unigénito, declarando el cese inmediato de cualquier tipo de confraternidad entre Calzada de la Torre y Carámbanos de los Conejos. Hoy, el anillo de pedida regalado por el padre de Basilio el Apuesto para el truncado enlace, ha sido entregado clandestino, mentiroso a Purificación Brevas, por el propio padre de Braulia Zambrano.
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