VIDAS ENTRELAZADAS (1-6)
Por Merced 54
Enviado el 30/05/2023, clasificado en Varios / otros
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VIDAS ENTRELAZADAS
(1-6)
Lupita y Luis se miraron fijamente. El mundo se paralizo para los. Ya no existía nadie más que no fueran ellos. La auxiliar hablaba, pero Lupita no podía escucharla. Durante unos segundos se hablaron solo con la mirada. Luis, la reconoció en el acto. Era su niña, su Lupita, su bebe. Por fin la tenía a su lado. Pensaba; que grande esta mi niña, ya es una hermosa mujer.
No podía hablar, hacía mucho tiempo que no articulaba ninguna palabra. No porque estuviera enfermo, si no porque no le interesaba nada ni nadie. Era tal el sentimiento de culpabilidad que lo envolvía por dentro, que poco a poco fue corrompiéndole cada órgano, cada hueso, cada célula, cada segundo de vida, incluso paralizándole las cuerdas vocales.
--- Zita no quiere cambiarse, se ha ensuciado todo, viene su familia a verlo y no puedo cambiarlo. Volvió a repetir la auxiliar.
Lupita cogió la ropa, un pañal, agarro a Luis y lo llevo al baño. Mientras lo aseaba y vestía de limpio, decidió afeitarlo. Luis la miraba, sus ojos brillaban. Su Lupita lo estaba vistiendo. Era un sueño para él, hecho realidad. La auxiliar no se lo podía creer. El usuario de la habitación 129 estaba como una valsa de agua, muy manso y dócil.
Cuando termino de vestirlo de limpio y afeitarlo, parecía otra persona, ni la auxiliar podía dar crédito del cambio producido en la imagen de Luis. En el momento de salir de la habitación entro una señora de unos 73 años, muy bonita, con niños pequeños. Posiblemente nietos. Era María, pero ninguna se reconoció entre sí. Se saludaron y Lupita se marcho.
Cuando María vio el cambio, no se lo creía. Le pregunto a la auxiliar, contestando que había sido Zita la enfermera, en conseguir el cambio tan brusco en su marido. María se quedo asombrada, pues no solo era el aspecto, si no el brillo en los ojos que le notaba y hacía mucho tiempo había desaparecido de la mirada de su marido.
María al cabo de un rato y estando apunto de irse a su casa. Decidió hablar con la enfermera, para agradecerle, el haber conseguido el cambio de imagen de su marido, tan sorprendentemente positivo. Pero cuando salió a su encuentro, Lupita ya se había marchado, pues su jornada laboral hacia media hora que había acabado. Pensó; hablare con ella el próximo día o mejor, le pediré un encuentro entre las dos. Se dirigió a recepción, pidió la cita con Zita, y se marcho.
Lupita a entrar en el portal de su casa se encontró con Juan. Juan le pregunto si tenía un poco de azúcar, pues era Domingo y no tenia donde comprarla. Lupita se quedo callada un segundo, pero pensó que ya era hora de contarle quien era ella y lo que estaba haciendo hay. Pues la verdad habían llegado a ser muy buenos amigos.
Ella sabía quién era su vecino, su familia, su trabajo. Aunque Juan se contuvo de contarle lo de su hermana perdida y todo lo relacionado sobre ella. Para Juan, el que su padre la abandonara era una vergüenza y prefería mantenerlo en secreto. La verdad, que muy pocas personas de su círculo, sabían sobre el desenlace de lo ocurrido y no estaba dispuesto, que nadie le tuviera lastima.
Lupita le dijo que si tenía azúcar. Que subiera con él a su casa. En el momento de entrar en su domicilio, le pidió que no se asustara y que estuviera tranquilo. Que le contaría todo. En el momento de abrir la puerta, un guardaespaldas se le acerco, registrándolo. Juan lo miro, después miro a Lupita, pero decidió hacer lo que le dijo su vecina antes de entrar en su casa.
Lupita cerró la puerta detrás del. Dio orden a su empleado de que los dejaran solos en la sala. Que por favor hicieran café y les llevaran un poco a los dos. Lupita empezó a contarle todo. Que su madre la encontró, cerca de la Basílica de Santa María, que por miedo a que le ocurriera algo, se la llevo a Rusia. Que eran muy ricos, su padre murió dejándole todo a ella, su madre hacia 2 años que le había contado todo, decidiendo ella volver al punto de partida para encontrar la verdad de todo.
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