ROMANCE CON ESPINAS
(2-2)
Shayla le costó trabajo asimilarlo todo, pero como era muy lista, pronto empezó a encajar en el ambiente de su nueva familia. Ese tiempo era muy diferente. Las personas parecían más civilizadas. Era más moderno, hay no había tanta desigualdad entre los sexos. Incluso personas del mismo sexo, se veía normal casarse. No le prestaban tanta atención, como en el tiempo que nació Shayla.
Tampoco había tantas religiones. En ese espacio se creía mas en trabajar el yo interior, el meditar y conectarse con la energía que brotaba alrededor de las personas, de la naturaleza, de los animales, incluso de la propia tierra y de los mares. Pensaban, que conociéndose uno mismo, conociendo su interior, serían capaces de unirse al cosmos, estando vivos y respirando como personas.
Las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres. Los pocos animales que quedaban, estaban muy protegidos. Si había también problemas de agua, debido a las grandes tecnologías, el medio ambiente también corría mucho peligro. Aunque estaban empezando a buscar soluciones contra el desastre que se les venía encima. En ese tiempo si se tomaban enserio todo lo que concernía con la supervivencia terrestre.
Shayla empezó poco a poco, comprender que todos estábamos unidos a un mismo eslabón, que cada persona era única en esencia y virtudes. Y que por mucho que alguien naciera con deformaciones, no quería decir que fuese un enfermo ni que fuera inferior a otro que naciera completo.
Se dio cuenta, que de donde procedía ella, le quedaba mucho tiempo por evolucionar y le daba una frustración enorme, pensar que nuestro crecimiento era a costa del sufrimiento y dejando caer a otros con placer.
Con el paso del tiempo Shayla se iba sintiendo más cercana a Eloy, que procuraba no perder oportunidad de cortejarla. Ya con 14 años se veía una jovencita muy hermosa. Morena, melena, ojos verdes azulados. Se había convertido en una muchacha muy fina, educada y muy buena estudiante. Se especializo, en el lenguaje corporal, llamado también; Kinésica o Cinésica. Aparte de lo que tanto le fascinaba; Idiomas.
Un día Eloy la invito al cine. También solían hacer cines al aire libre en los veranos. Estando viendo la película, Eloy no dejaba de mirarla. Shayla dándose cuenta lo sonrió acariciándole la mejilla con cariño, trasmitiéndole una sensación de ternura desde los dedos de los pies hasta los pelos. Eloy le cogió la mano, siguiendo viendo la película.
Al terminar la Obra cinematográfica que acababan de ver, decidieron volver andando a su casa. No se encontraba muy retirada. Como unos 25 minutos, desde la zona en que se hallaban en ese preciso instante. Los dos cogidos de la mano empezaron a andar, mientras Eloy le preguntaba;
--- Shayla ¿yo te gusto?
Ella lo miro sin apartar la mano, contestándole, dándole vergüenza y poniéndose roja, con la mirada hacia abajo;
--- Si, ¿Por qué me preguntas eso?
---Shayla, me refiera como hombre, no como hermano, ni amigo.
---¿ La verdad?, no soporto verte rodeado de chicas y ver cómo quiere salir contigo. Me siento muy feliz cuando estamos juntos. Cuando echo de menos a mi madre poniéndome a llorar, tú me abrazas relajándome, quitándome la ansiedad. Eloy, ¿podemos estar siempre juntos? Me da miedo perderte a ti también.
En ese momento, Eloy le puso su mano en la barbilla levantándosela, donde sus ojos se fundían con los suyos. Dándose cuenta que estaban llenos de lágrimas. La acerco besándola en la frente, seguidamente de un gran abrazo contestándole.
--- Shayla, yo siempre te he pertenecido, desde que me consolaste cuando me caí con tan solo 9 años. Desde aquel tiempo solo he vivido esperando la oportunidad de tenerte como estamos ahora. De escuchar lo que me acabas de decir hace un momento. Yo solo respiro si tú estás conmigo.
En ese momento Leticia como que tuvo un espasmo dando un salto en la cama despertándose. Se cabreo tanto, pues estaba reviviendo y observando la vida de su hija Shayla como espectadora. Se levanto y pensó; me haré un vaso de leche bien calentita haber si vuelvo a enganchar el sueño por donde sea quedado al despertarme.
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