EL PASADO NO ES COMO EL HOY 1
Por franciscomiralles
Enviado el 08/06/2023, clasificado en Varios / otros
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Hace unos cuántos años que en un viaje que hice a un pintoresco pueblo de Palencia, en Castilla la Vieja, fui un día a visitar una imponente mansión que todavía está muy bien conservada de una familia aristocrática de finales del Imperio Romano, y de pronto sentí que los ecos evocadores de aquel ayer me inducían a contemplar el estilo de vida de aquella sociedad, puesto que nosotros vivimos sobre las ruinas del pasado.
Sin embargo he podido percatarme que a nivel institucional sobre todo por conveniencias políticas cuando la gente se asoma a aquella época de la Antigüedad comete el simplista error de juzgarla con la mentalidad de hoy en día sin reparar para nada en el contexto cultural y psicológico de aquel entonces.
De entrada en la Antigúedad el factor tiempo de acuerdo con cultura rural en la que se desenvolvía aquella sociedad era cíclico en relación con las estaciones del año y los acontecimientos se tendrían que repetir en el futuro una y otra vez. Sólo con el Cristianismo la concepción del tiempo cambió y adquirió una dimensión lineal en la que todo sería irrepetible; y aún hay mucha gente que cree en este modelo temporal.
En otro orden el estado anímico de aquella sociedad oscilaba entre una viva mitología transferida a la Naturaleza que empezó a desarrollarse a partir de los sueños con los antepasados-; aunque un buen día surgió el colectivo de los filósofos presocrácticos en Asia Menor en el siglo Vl a. C.-, a la vez que ésta estaba determinada por un rústico y agresivo pragmatismo propiciado por la subsistencia humana. Por otro lado, si hoy en día se considera a la psicología personal de acuerdo con el pensamiento científico, en aquellos años cuando por ejemplo alguien sufría una depresión, esto podía ser interpretado como una melancolía causada por el abandono de la diosa Fortuna
A nosotros nos gusta vivir en Democracia y que se respeten nuestros derechos. Pero como todo el mundo sabe este Régimen político empezó de un modo incipiente con una representación directa de los ciudadanos en la Grecia Clásica en la ciudad-estado de Atenas donde en el Ágora que era una plaza pública que se hallaba cerca del Partenón los ciudadanos más influyentes del lugar debatían a gritos sobre los asuntos más mportantes que afectaban a la población. No obstante en aquella democrática Atenas existían los esclavos que eran unos sujetos capturados en otras regiones durante las guerras, los cuales recibían el calificativo de "metecos", bárbaros como bien definía el filósofo Aristóteles; y para el individuo griego dichos esclavos no eran "hombres" como lo entendemos nosotros, puesto que este adjetivo era el sinónimo de ser ciudadanos oficialmente reconocidos, y por lo tanto estos no podían disfrutar de los mismos derechos que sus amos tenían; y eran además quienes hacían todas las pesadas tareas tanto de la ciudad como del campo, dado que para el ciudadano acomodado el hecho de trabajar se consideraba que era un deshonor y una bajeza.
Siglos más tarde los romanos que eran una gente muy ingeniosa y muy práctica, quienes en un principio se reían del modo de ser especulativo de los griegos, ellos que eran eclécticos no dejaron de asumir su estilo de vida pero adaptado a su peculiar idiosincrasia; a la vez que en éstos subyacía una ansia desmedida de colonización de otros paises y territorios transmitiendoles de paso su propia cultura; aunque ellos respetaban las creencias religiosas allá a dónde fuesen, a menos que dichas creencias hiciesen peligrar los intereses del Imperio. Era lo que se llama la "romanización" del sitio ocupado, ya que en la Antigüedad se aceptaba de una manera inconsciente el concepto que el pez grande se come al pez chico. Y como no, en función de la agresiva costumbre de la época los romanos esclavizaron a un sinfin de personas en sus campañas bélicas; y a muchos hombres que habían perdido su libertad se les entrenaba para ser gladiadores en el circo para el morboso solaz del público.
A tenor de la rusticidad anímica de los habitantes de aquel entonces, al sentido de la vida en sí misma se le concedía poco valor. Pues hoy uno estaba en este mundo y mañana ya no estaba debido a una epidemia, o a las heridas causadas por una guerra.
Mas al soberbio Imperio Romano le salió la "gata respondona". Esto es, un esclavo rebelde "con causa" llamado Espartaco, el cual se cree que nació alrededor del año 111 a.C. de origen tracio de una tribu determinada, y con influencia de Macedonia, quien dirigió la rebelión más importante contra la República romana en suelo itálico, ocurrida entre los años 73 y 71 a.C., pero murió en la batalla.
En la actualidad se ha idealizado la figura de Espartaco, y los marxistas lo han elevado a la categoría del héroe paradigmático; casi de santo laico por haberse enfrentado al "capitalista", al opresor y al "machista"(¡oooh!) Imperio Romano en favor de la libertad. Su popularidad se creó gracias a la película que realizó el cineasta americano Stanley Kubrick según la adaptación de una novela del mismo nombre, cuyo autor era por supuesto comunista. Y mi famiia al igual que el público en general se conmovió con la historia de aquel valiente esclavo.
Sin embargo, imaginemos que Espartaco se hubiese salido con la suya; que hubiera derrotado a los romanos y él hubiese regresado feliz con su esposa y su hijo a su tierra natal. ¿Cree de verdad el amable lector que una vez allí él aboliría la esclavitud y todo el mundo estaría contento y circularía a sus anchas?
CONTINÚA
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