LA MALDICIÓN (1-2)

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                                                      LA       MALDICIÓN 

                                                             (1-2)

Josep  sin  poder  hacer  nada  y  como  si  algo  o  alguien  tirara  del,  hacia  tras. Noto  que  se  adentraba, dentro  del  tronco  del  árbol, que  se  encontraba, tan  solo  a  unos  metros  detrás  del. Todo  había  trascurrido  demasiado  deprisa  para  su  entendimiento  y  compresión.

De  pronto  noto  que  se  encontraba  en  un  sitio  muy  estrecho. En  un  espacio  muy  reducido. Todo  está  muy  oscuro, tocaba  con  los  pies una  cuerda. Sus  manos  no  respondía  a  las  órdenes  que  su  cerebro  estaba  mandando. Dando  la  sensación, como  que se ahogaba, pero podía  respirar. No  lo  entendía. Nunca  había  sentido  tanta  impotencia. Deseaba  gritar, hablar, pero parecía  que  estaba  dentro  de  un  pozo  sin  salida. De  lo  único  que  podía  dar  fe, era  que  estaba  muy  cansado,  solo  deseaba  dormí  y  a  la  vez  era  muy  placentero  sentirse  donde  se  encontraba, era  muy  cálido  y  seguro.

Pensó; dormiré  y  cuando  despierte, esta  pesadilla  habrá  acabado.

Cuando  empezó  a  coger  el  sueño, se  dio  cuenta,  que  donde  estaba  metido  hacia  unos  ruidos  fantasmales. Pues  no  notaba  presencia  ninguna, pero  era  como  si  todo  el  pozo  se  moviera, como si  viniera  una  tormenta, con  viento, agua, incluso  fuego, pues empezó  a  causarle  un  dolor  desconocido, desmesurado   por  todo  su  cuerpo.

Quería  correr, pero  por  primera  vez, no  sabía  mover  los  pies. Quería  moverse, pero  no  tenia  espacio.  Empezó  a  causarle  un  pánico  atroz. Pues era  la  primera  vez  que  escuchaba  esos  sonidos, produciéndole  esos  dolores.

De  pronto  sintió  un golpe  en  su  pecho, quedándose  sin  aliento  y  como  si  algo  lo  absorbiera  hacia  abajo.

No  sabe  cómo, ni  porque, se  estaba  dando  cuenta, que  se  encontraba  en  el  suelo. Rodeado  de  agua, sin  poder  moverse. Una  joven  estaba  intentando  cogerlo. Sus  manos  estaban  llenas  de  sangre y  como  tres  hombres  a  su  alrededor  pegándole  patadas  por  todas  las  partes.

 No  sabe  que  estaba  pasando. Josep  era  un  bebe, acababa  de  nacer  y  daba  la  sensación  que  su  identidad,  era  vikinga.

--- ¿Cómo  podía  ser?, ¡imposible! Esto  es  una  pesadilla. Se  dijo  a  sí  mismo.

Veía  como  sufría  esa  chica. Sentía  un  sentimiento  diferente  a  todos  los  que  conocía. Por  primera  vez, deseaba  ayudarla, pero  lo  único  que  podía  hacer  en  ese  momento, era  llorar  de  rabia, cada  vez  más  fuerte.

Vio  como  la  joven  daba  el  último  suspiro, intentando  cogerlo, acariciarlo. Alargaba  sus  manos  hacia  él. viendo  Josep  el  dolor  producido  de  no  poder  tocarlo. Notaba  que  la  chica  no  sentía  las  patadas, si  no  sentía  más  el  no  poder  tenerlo  entre  sus  brazos,  en  sus  últimos  momentos.

De  pronto  percibió  la  presencia  de  otra  mujer. Se  notaba  que  esta  daba  las  órdenes  a  los  secuaces. Escucho  que  decía;

--- Cuando  acabéis  con  ella, tirar  al  bebe  al  mar  que  desaparezca  todo  rastro  del. Este  bastardo, no les  quitara  a  mis  hijos  su  posición. Aligeraros  antes  que  venga  el  rey.

Josep  quería  chillar, hablar, que él  no  tenía  nada  que  ver  con  todo. Quería  gritarle  al  mundo  que  acababa  de  nacer. Deseaba  vivir  y  ser  mayor. Quería  salvarse  y  ayudar  a  esa  pobre  mujer, pero  no  podía, era  muy  tarde  y  desde  luego  todavía  no  se  podía  defender  de  la  crueldad  que  estaba  viviendo  en  ese  momento.

Josep  se  dio  cuenta  en  ese  preciso  instante, que  esto  mismo  es  lo  que  él  había  hecho  con  los  bebes  en  la  guerra  que  se  estaba  desarrollando  en  su  patria. Se  dio  cuenta, que  siendo  tan  pequeños  no  pueden  causar  daño  ninguno. Reconoció  lo  animal que  había  sido  con  esas  criaturas, aunque  en  aquel  tiempo  pensara, que  eran  el  enemigo.

De  pronto  sintió  como  se  hundía  en  las  profundidades  del  mar, volviendo  a  la  oscuridad  del  mismo  instante  que  se  adentraba  en  aquel  árbol  veterano. Llenó  de  mitos  y  historias  contadas  por  los  pueblerinos  de  los  alrededores  del  bosque.

 


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