Entonces nos preguntamos:
¿Qué es ahora para el universo?
Pensamos detenidamente en ello, meditamos en profundidad buscando respuestas y también diseñamos ecuaciones luminosas, después de haber tomado los peyotes del abuelo.
Estábamos en la cúspide del conocimiento, pero seguro que no era todo. La conciencia otorga memoria de la experiencia y capacidad para seguir experimentando. Sometimos nuestro yo a la exploración más extrema, pero no encontramos a nadie, solo vacuidad que nos hizo dudar de nuestra propia existencia física.
Llegamos a la conclusión de que se parecía mucho a un sueño. Nadie duda de su cuerpo onírico, ni tan siquiera ponemos atención en el cuerpo que llevamos en un sueño, lo damos por hecho. Solo después comprendemos que es una ilusión de nuestra mente...
"Cuando el discípulo yacía moribundo, le visitó su maestro y le dijo:
- ¿Debo dirigirte? -
El discípulo contestó:
- Vine solo y me iré solo. ¿Como podrías ayudarme? -
El maestro respondió:
- Si realmente crees que vas y vienes, esa es tu Ilusión. Deja que te enseñe el camino en el que no hay ir ni venir -
Entonces el discípulo comprendió, sonrió y murió." (1)
(1) Del libro "Despedidas elegantes"
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