Estaba todo perfectamente planeado.
Ella era rica y tremendamente solitaria.
Vivía lo suficientemente lejos para que no hubiera cámaras de video en las cercanías.
La seduje superando el rechazo que me producía su fealdad.
Le pedí que luciera sus mejores joyas en el lugar al que la llevaría a cenar.
Logré escudriñar la combinación de su caja fuerte.
Estrangularla fue fácil.
Me puse guantes para no dejar huellas.
Me vestí con ropa suficientemente gruesa como para no ser rasguñado en su resistencia.
Deje la caja fuerte nuevamente cerrada como si no hubiera sido abierta.
La puse en una bolsa plástica para llevarla al lago.
Me mostré en varios lugares para tener coartada.
Denuncié su desaparición mostrándome preocupado y afligido.
Estuve muy tranquilo cuando los investigadores pidieron revisar mi automóvil.
Negué que ella hubiera subido a el.
Fui extremadamente cuidadoso de no dejar rastros.
Lavé los neumáticos para que no tuvieran tierra de las cercanías de donde la sumergí.
Fui por caminos sin peajes.
Me acaban de condenar.
37 años en prisión de máxima seguridad.
Encontraron su ADN en el parabrisas. ¿Cómo podría imaginarme que el mosquito que estampé contra el cristal la había picado?
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