EL DESPERTAR DEL DURMIENTE (1-3)
EL DESPERTAR DEL DURMIENTE
(1-3)
Fue una boda muy sencilla, pero con la aceptación del bosque, la naturaleza. Aquel día el tiempo fue ideal, ni calor, ni frio. Los bosques silbaban una canción al son del movimiento de las ramas, acompañando las hojas que parecían que bailaban al caer de los arboles.
Al terminar cayendo las hojas al suelo, terminaban formando una alfombra de bajo de los pies de los novios. Que conforme iban pasando por ella, desprendían un olor a mezcla de aromas verdes. Donde trasmitían una paz y felicidad del interior de la persona, haciendo que solo se centraran en aquel momento. Todos parecían hipnotizados, debido a la ocasión del momento.
El banquete, era todo alimentos ofrecidos solo para ese día tan especial. Había muchas variedades de frutas, ¿y, cómo no?, pescado y carne, todo procedía de los bosque y ríos de la Amazonas. Todos en sacrificio para los protectores de la naturaleza.
Abel, no entendía que siendo tan pobres ofrecieran tanta variedad de alimentos tan caros, para el alcance adquisitivo del aquel pequeño poblado. Pero en aquel momento tan especial, solo tenía ojos para su amada.
Abel lo vistieron con las típicas ropas de costumbre en esos habitantes, para el novio. Le hicieron ponerse un pantalón blanco, le dibujaron unos dibujos relacionados con el bosque, parecía una cadena que salía de una mano recorriendo el pecho hasta llegar a la otra mano. Todo de color verde.
Donde el principio de la cadena, salía de la mano izquierda y se veía que en la mano derecha, quedaba abierta sin terminar de dibujar el final. La cadena estaba dibujada en forma de rama. En la espalda tenía un árbol dibujado, donde se podía discerní perfectamente, las hojas verdes, sus ramas y que era un árbol milenario. La cara tenía unas líneas de color marrón.
Así le pusieron una falda echa de ramas y hojas de un árbol muy adulto del bosque. En su espalda tenía unos dibujos entre lazado de animales del rio y animales del bosque y en un pequeño lado, se encontraba el sol. En su mano derecha cuando le daba la mano a Abel se unía la cadena dibujada pasando por su vientre hasta la mano izquierda, donde se podía percibir perfectamente el fin de la cadena. Sus pechos estaban tapados con plumas de pájaro. Todo cedido por la naturaleza, para ese día tan especial.
La boda fue celebrada a los pies de un gran árbol milenario, al que le solían decir y conocían por el abuelo, por ser el más antiguo del bosque. La boda fue oficiada por el padre de la novia, ya que era el jefe del poblado. Y al fondo, entre los árboles se divisaba los animales escondidos siendo testigos de la unión entre los dos jóvenes.
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