EL DESPERTAR DEL DURMIENTE (1-4)
EL DESPERTAR DEL DURMIENTE
(1-4)
Todo estaba en armonía con el universo. Ese día parecía que hasta el cielo estaba sincronizado con la celebración del momento. En el festejo, las estrellas formaban animales cósmicos. De lejos, daba la sensación de que había una ballena nadando y echando guirnaldas hacia arriba. Donde al caer, parecían fuegos artificiales.
La luna, daba la sensación que iba a estallar en pedazos, estaba roja, si la mirabas fijamente, parecía que te quería felicitar, pues al rededor de ella salían estrellas fugaces corriendo de derecha a izquierda. Todo el mundo comiendo y bebiendo al rededor de una hoguera, donde las llamas, se perdían entre las estrellas del cielo.
Al día siguiente Abel cogió a su compañera y se la llevo al mundo civilizado. Para ella, todo era nuevo.
--Poco a poco, empezó a ser uno más de la multitud.
--Poco a poco empezó a olvidar, todo lo que le debía a la madre naturaleza, como llamaba a si, la gente de su probado, a la tierra.
--Poco a poco sus raíces empezaron a cambiar y estar sujetas al materialismo y por supuesto, no podía faltar a la moneda.
--Poco a poco empezó a estudiar, trabajar y entrar en la rueda.
Con el tiempo olvido todo lo que sus padres le habían enseñado, convirtiéndose en la pareja ideal para los negocios de Abel. Tuvieron una niña y le pusieron de nombre Abigail. Nunca les abro de la familia pobre. Para Abel, era una vergüenza tener parientes que vivían de ese modo.
Abigail siempre que podía se escapaba a los parques cercanos. Ella sentía la llamada de la naturaleza. Tenía algo especial con los animales. Desde pequeña era una gran defensora de lo ecológico.
Por aquellos tiempos, la empresa del padre empezó a entrar en crisis. Necesitaba urgentemente madera a bajo coste. Donde no se le ocurrió otra cosa que empezar a talar árboles en la Amazonas.
En dos temporadas de vacaciones escolares se llevaron a Abigail con ellos. Sin darse cuenta los padres, empezó a escaparse y adentrarse en aquellos arboles, donde empezó a coger afinidad con la naturaleza de aquellos pasajes de arboladas.
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