Como en la superficie del planeta, se encontraba millones de humanos, decidieron que podían utilizarlos, como vehículo de supervivencia, para sobrevivir en el planeta tierra. Todos los seres de luz estaban ilusionados, contentos de poder experimentar ellos mismos, sensaciones y disfrutar de algo nuevo.
Todos hicieron planes de encontrarse una vez encarnados, donde todos explorarían las riquezas cedidas en su estancia. ¡Claro! terreno nuevo, vida desconocida. Olvidaron todos lo más importante. Que no conocían el vehículo, el elemento nuevo, el cuerpo del ser humano.
Eligieron al hombre, dentro de todas las clases de animales que habitaba la tierra. Porque desde que lo observaban, hacia un tiempo, percibieron notoriamente, que el hombre, estaba mucho más avanzado que todos los demás animales que convivían conjuntamente con el planeta. ¡Pero claro! No conocían su estructura, su cuerpo. ¡Para ellos!, visto desde lo alto, el ser humano tenía un cuerpo perfecto y bien formado.
Tampoco diferenciaban el género de cada persona, para ellos desde lejos, todos eran iguales. La única diferencia era, el color. Porque realmente esos seres de luz, no tenían genero, no había hembra, ni macho. Tan solo el ser lleno luz. Para ellos podríamos decir, que el género, era el crecimiento.
Ellos se diferenciaban, según la sabiduría de cada uno. Cuantas más vidas, más sabio era. Entre ellos existía una jerarquía, donde todos tenían que respetar. Formaban parejas entre ellos, que eran los que se ayudaban en sus experiencias encarnadas, donde no tenían que ver nada con el género del ser, pero si eran compañeros de hazañas.
Cuando llego el momento de invadir la tierra y empezar a nacer, lo primero que se encontraron era, un cerebro primitivo. Donde al encarnarse y después de nacer, estar en tierra, empezaron a perder todos los recuerdos de su esencia. Conforme crecían, se olvidaban de quienes eran, de lo importante de la vida, del amor entre seres. De su compañero de vivencias, desinado en su camino. Llegando a olvidarse hasta de donde habían venido. Aunque el ser estando dentro si, podía sentirlo. Pero no podía comunicarse, con la persona. Tan solo podía sentir y observar. Hacer movimientos, sin obligar al humano. Solo trasmitirle sensaciones o pensamientos adstratos sin lógica alguna y esperar que su propia persona los descifrara y actuara en consecuencia.
La tierra fue creciendo junto con estos seres. Todos empezaron a evolucionar y a aprender cosas nuevas. Poco a poco se fueron adaptando unos a otros, fueron creciendo y evolucionando, ayudándose mutuamente. De vez en cuando los que se habían encarnado en otros planetas del cosmos, venían a la tierra a ayudar a sus hermanos, dentro del anonimato. Pero por ser un mundo nuevo, era necesario unos pequeños empujones , sin interferir en lo primordial. La convivencia, la libertad y el crecimiento interior.
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