¿VIVIR EN EL ENGAÑO? 1

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Una noche a finales de los años 90 fui invitado a cenar en el señorial hogar de los familiares de mi querida amiga Montse, la cual hacía escasos días que se había suicidado con bargitúricos, a causa de un fuerte desngaño amorso. 

Durante la cena el padre de mi amiga que era un hombre que gozaba de una envidiable situación económica y además era muy creyente, por lo que la familia se relacionaba con el alto clero de la ciudad, expresó con gravedad:

-Yo estoy tranquilo, porque sé que mi hija Montse ahora está con Dios.

- Sí... - repuse yo sin gran convicción.

- Pese a todo, el Señor siempre ha estado de nuestra parte, y hemos tenido mucha suerte en esta vida - prosiguió el hombre..

Pues si realmente la divinidad ayudaba a la gente más pudiente, pero se olvidaba a los más desheredados, es que este dios era una entidad muy arbitraria, egoísta y excluyene, pensé yo. Mas me abstuve de revelar mi reflexión y dejé que mi anfitrión se consolora con su creencia.

-Mi familia y yo hemos sido como el pueblo de Israel en busca de la Tierra Prometida, ya que que hemos sabido luchar en este mundo para salir adelante - dijo el padre de mi amiga con orgullo-. Josué condujo a su ejército israelita y tomó la ciudad de Jericó, que era un lugar de paso, que está situada al extremo del Valle del Jordán, junto al Mar Muerto; y se considera que dicha ciudad es la más antigüa del mundo. Pero para poder conquistarla, el Señor hizo el milagro de derribar las murallas que la protegían, y de ese modo los israleitas se expandieron por las tierras de Canaán.  Nada se consigue sin la ayuda del Señor.                                          

  -¡Oh, que bien te explicas, papá! - aplaudió con entusiasmo su hija menor llamada Marina; pues parecía que la chica estaba dispuesta a tomar en serio cualquier historia que sus progentores le pudieran contar.                                          Mi anfirión sonrió complacido.

Unos meses después de aquella triste cena, una librería del pueblo marítimo en el que vivo organizó una charla sobre los tracios en un edificiol de Badalona cedido por el Ayuntamiento de aquella localidad, la cual estaba impartida por un célebre profesor de Filosofía y autor de varios libros, con el que yo he hablado alguna veces. Dicho sea de paso, los tracios  había sido un pueblo indoeuropeo de la Antiguedad, posiblemente surgido de los Balcanes; y muy guerrero, pero con un cultura bastante avanzada para su tiempo; el cual era,oriundo en Macedonía,y posteriormente había sido absorvido por la cultura helénica

Como es de imaginar yo decidí asistir a aquella interesante charla de Historia, y en el vestíbulo de aquel edificio le comenté al profesor de Filosofía:  

- Es fascinante adentrarse en los orígenes de la civilización europea.                                     

  - Sí. Pero no te engañes. La investigación sobre nuestro pasado, por ahora siempre sera provisional - me respondió el filósofo-. Pues no  existe ningún dogma establecido en nada. Porque lo que durante muchos años lo que las vacas sagradas de la investigación arqueológica o científica nos han transmitido,y que han cautivado y conmovido tanto a generaciones enteras, mañana se pueden descubir otros hallagos históricos que cambién el rumbo del relato que haya influido en nuestras creencias, en nuestra forrma de vivir. Pues de la Historia sólo sabemos algunos indicios que en muchos casos pueden estar equivocados.

Por lo visto el profesor estaba en lo cierto. Resulta ser que aquel relato épico según la Biblia sobre la conquista de la vieja ciudad de Jericó con el consiguiente milagro divino del derrumbe de sus murallas, que me narró el padre de mi fallecida amiga Montse, nunca se produjo. En sus excavaciones no han sido posible hallar restos de ninguna muralla.que protegiese a la ciudad; y el asedio que haya podido sufrir por otros pueblos, fue tres siglos después de lo que señala la Biblia.

 Por otra parte, recuerdo que cuando yo era un niño un día fui con mi madre al cine a ver la interminable película LOS DIEZ MANDAMIENTOS y todo el mundo quedó extasiado por aquella fantástica historia, en la que se abrían los mares para que los israelitas pudieran cruzar aquel trecho, y luego volverse a cerrar ahogando así a sus perseguidores egipicios. Y aún hoy en día mucha comunidad judía celebra el EXODO del pueblo israelita para ir en busca de la Tierra Prometida. Sin embargo, al margen de cualquier comentario negacionista de índole politica, los egipcios nunca tuvieron a esclavos judíos; más bien se valían de arquitectos y de técnicos muy bien cualificados que estaban muy bien pagados para elaborar sus pirámides. Así que  tras exahustivas investigaciones arqueológicas durante mucho tiempo, no se han encontrado restos de ningún tipo; ni tan solo una piedra, ni documento alguno que pusiera en evidencia la historia de aquel ÉXODO; como asímismo tampoco es factible que existiera el tal Moisés. Entonces ¿De dónde salió esta fantástica historia? Según se ha podido saber un rey israelita después de Salomón para enaltecer al pueblo judío al amparo siempre de un dios vengativo y nacionalista, como si de los poíticos nuestros se tratara, cuando  en realidad en la vida no existe nigún pueblo elegido, dicho pequeño rey elaboró este fantástico relato.

                                                                       CONTINÚA                                                                                                                                                                    

                                                                                             


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