Destino en el Pasillo de la Belleza

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En el corazón de una bulliciosa ciudad, se alzaba majestuosa una tienda departamental de renombre internacional. Sus pasillos se desplegaban como un laberinto lleno de posibilidades, y en uno de los rincones más elegantes, se encontraba el departamento de cosméticos, una tierra de colores y fragancias que atraían a personas de todos los rincones del mundo. Y en ese universo de belleza y cuidado personal, destacaba una mujer cuya presencia era tan luminosa como las luces brillantes que iluminaban los productos en exhibición.

Ella era Laura, la encargada del departamento de cosméticos. Su rostro reflejaba una belleza natural y su sonrisa era cálida y acogedora. Con años de experiencia en el mundo de las ventas y un profundo conocimiento sobre cremas, lociones y productos de belleza, se había ganado el respeto y la admiración de sus colegas y clientes por igual. No solo entendía los productos a la perfección, sino que también sabía cómo crear conexiones genuinas con las personas, ayudándolas a encontrar los productos que realmente necesitaban.

Un día, la dirección de la tienda presentó un desafío emocionante: un objetivo de ventas considerablemente alto, con un premio tentador en juego. El premio era un viaje a la playa de Puerto Vallarta, Jalisco: cuatro noches en un lujoso hotel de cinco estrellas y un vuelo en avión. El anhelo de sentir la brisa del mar y la arena bajo sus pies llevó a Laura a abrazar el desafío con determinación.

Laura sabía que alcanzar ese objetivo no sería fácil, pero estaba decidida a hacerlo realidad. Decidió tomar medidas audaces para impulsar sus ventas. Creó un directorio de WhatsApp para establecer una comunicación más cercana con sus clientas, donde compartía consejos de belleza, respondía preguntas y brindaba recomendaciones personalizadas. El resultado fue una comunidad creciente de personas que confiaban en su experiencia y consejos, lo que se tradujo en un aumento significativo en las ventas.

Pero Laura no se detuvo allí. Notó un cambio en la clientela: más hombres comenzaron a acercarse al departamento de cosméticos en busca de consejos sobre cuidado de la piel y productos de aseo personal. Laura vio esta oportunidad como un nuevo horizonte y comenzó a ofrecer asesoramiento a estos nuevos clientes, derribando estereotipos y demostrando que el cuidado personal no tenía género.

Entre tantas interacciones y consultas, Laura conoció a Michael, un hombre estadounidense que había estado visitando la tienda con frecuencia. Su cabello gris y su mirada amable capturaron la atención de Laura. Una tarde, mientras discutían los beneficios de una crema hidratante, sus miradas se encontraron y algo mágico sucedió. Ese instante fugaz bastó para encender una chispa en ambos corazones.

A medida que las semanas pasaban, la relación entre Laura y Michael se profundizaba. Descubrieron que compartían muchas afinidades y valores, y su conexión se convirtió en algo más profundo que solo consultas sobre productos. Un día, Michael invitó a Laura a tomar un café fuera de la tienda. La conversación fluyó fácilmente, como si hubieran sido amigos de toda la vida.

Con el tiempo, su amor floreció como una rosa en primavera. Michael, un hombre que siempre había soñado con encontrar a una hermosa mujer latina por su calidez y romanticismo, se sentía afortunado de haber encontrado eso y mucho más en Laura. Sus corazones se entrelazaron, y pronto comenzaron a planear un viaje juntos.

Finalmente, el día del viaje llegó. Laura y Michael volaron a Puerto Vallarta, donde el sol brillaba sobre las aguas turquesas y la arena dorada. Se alojaron en el lujoso hotel de cinco estrellas, disfrutaron de paseos románticos por la playa y compartieron risas bajo las estrellas. Era un cuento de hadas hecho realidad, un premio no solo por alcanzar el objetivo de ventas, sino también por encontrar el amor en un lugar inesperado.

A pesar de la felicidad que inundaba su corazón, Laura sabía que su tiempo en la tienda departamental estaba llegando a su fin. Su amor por Michael y su deseo de vivir una vida llena de aventuras la llevaron a tomar una decisión difícil pero necesaria. Laura presentó su renuncia, dejando atrás su posición como encargada de cosméticos.

El día que Laura se despidió de la tienda fue agridulce. Sus colegas la admiraban por su dedicación y logros, y la extrañarían enormemente. Pero Laura sabía que su vida estaba tomando un nuevo rumbo, uno lleno de amor, risas y posibilidades infinitas junto a Michael.

La historia de Laura y Michael se convirtió en un susurro romántico que se extendió por los pasillos de la tienda departamental. Mientras el eco de su historia resonaba, Laura y Michael crearon su propio capítulo en Puerto Vallarta, donde el sol, el mar y el amor los rodearon en un abrazo eterno. Y aunque la tienda había perdido a una gran vendedora, el mundo había ganado una hermosa historia de amor.


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