ENTRE DOS MUNDOS ( 1-1)

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Se  llamaba  Lorena.  Tenía  30  años. Toda  su  vida  se  la  había  pasado  trabajando  y  cuidando  de  su  hija, ya  que  era  madre  soltera. Era  una  joven  muy  inquieta, muy  fantasiosa. Se  sentía  muy  feliz  con  la  vida  que  le  había  tocado  vivir. Se  encontraba,  en  armonía  con  su  propio  cuerpo. Sabía  escucharlo. Cuando  tenía  un  sin  vivir  brusco, siempre  terminaba  diciéndose  a  ella  misma;

---No  hay  mal, que  100  años dure. Esperare  pacientemente, a  que  se  apacigüe  la  tempestad. Observare  cuando  acabe, dándome  cuenta  el  cambio  producido  en  mi  persona, seguro  seré  otra  y  más  fuerte  que  antes.

 Aprendió  a  conectar  con  su  yo  más  profundo. Sabia  sincronizarse  con  la  naturaleza, escuchando  al  viento, respirando  el  aire  en  sincronía  con  la  vida   y  la  esencia  de  los  bosques.

Su  afición,  era  escribir. Le  gustaba  imaginarse  que  podía  ser  cualquier  cosa. Cuando  escribía  fantaseaba, pensando  que  podía  ser  el  protagonista  de  la  historia, que  en  ese  momento  escribía. Su  preferida, eran  las  románticas, sobre  todo  las  imposibles  de  conseguir.

Su  vocación  y  su  forma  de  ganarse  la  vida  era, ser  bombera. Aunque  siempre  le  decían  que  era  trabajo  de  hombres, pero    no   le  daba  importancia  a  los   comentarios. Desde  pequeñita  siempre  le  atraía  el  fuego. Nunca  le  daba  miedo, ni  se  asustaba.

Los  veranos, cuando  el  mundo  se  encontraba  en  temperaturas  muy  altas, provocando  algunas  personas  grandes  incendios, otras  veces  debido  a  las  grandes  temperaturas. Ella  siempre  cogía  un  avión, barco  o  coche  para  ponerse  al  servicio  de  los  demás. Dejándole  su  hija  a  sus  padres, marchándose  Lorena  a  la  aventura. Sus  padres  siempre  que  su  hija  marchaba  se  decían;

--- ¿volverá? Abrasándose  los  dos, pero  sin  fuerzas  de  poder  frenarla, por  lo  feliz  que  la  veían  a  la  partida.

Donde  hubiera  un  fuego, sea  donde  sea, en  cualquier  punto  del  mundo, allí  iba  Lorena. No  le  importaba  la  distancia, ni  si  podía  correr  algún  peligro. Siempre  estaba  dispuesta  a  la  llamada  de  auxilio,  que  sentía  de  cualquier  forma. Ya  fuera  por  telf., un  sueño  o  simplemente  mediante  su  trabajo.

Sencillamente  sentía que  debía  estar  ella  hay,  para  socorrer  a  cualquier  país, ciudad  o  simplemente  la  naturaleza  en  peligro. Por  ese  motivo  nunca  ni  siquiera  un  momento, pensó  en  tener  pareja  estable. Ya  le  costaba  trabajo  dejar  a  su  hija   y  marchar, como  para  tener  que  dejar  también,  a  una  pareja  sola,  por  grandes  temporadas.


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